Gajes del oficio: En la oficina donde trabajo

En la oficina donde trabajo alguien se comía el almuerzo de un amigo mío todos los días, hasta que a él se le ocurrió una idea para resolver el problema. Dejó a la vista una nota de advertencia: “Al abusivo que siempre se come mi almuerzo: escupí en la comida que estás a punto de llevarte a la boca”.

Sin embargo, la idea no sólo resul-tó fallida, sino contraproducente. Cuando mi amigo fue al comedor, se sorprendió al ver junto a su almuerzo otra nota, la cual decía: “Yo también escupí en tu comida”.

Desafortunadamente, ese día los dos volvieron a casa sin almorzar.

Abubakar Kasim, Canadá

Uno de los muchos retos que enfrenta una maestra de primaria es aprender a distinguir a los gemelos idénticos. A veces hay un lunar que ayuda, o uno de los dos niños tiene las orejas más prominentes, pero cierta vez me tocaron unos gemelos en verdad indistinguibles.

Un día estaba yo en la escuela con el hermano menor de los gemelos cuando vi acercarse a uno de ellos.

—¿Ése es Tom o Joe? —le pregunté al hermanito.

—Es Joe —dijo sin titubear.

Sorprendida, le pregunté cómo podía estar tan seguro.

—Porque Tom está en la casa, enfermo —contestó.

Alison Wassell, Reino Unido

Trabajo como azafata, y debo usar siempre un reloj de pulsera con dos horarios: uno con la hora de la ciudad de origen y otro con la hora de la ciudad de destino. Cierto día, una pasajera me preguntó la hora.

Miré mi reloj y contesté:

—Son las 9:41 en Chicago y las 5:41 en Honolulú.

Intrigada, la mujer dijo:

—¿Sabe usted si puedo conseguir un reloj así para otras ciudades?

Pam Tatreau, Estados Unidos

Mientras estaba yo acomodando libros en los estantes de la biblioteca donde trabajo, me topé con el siguien-te título: Encontrar a Dios en lugares extraños. Curiosamente, estaba entre los libros de computación.

¡Ah, bueno!

Una mujer se presentó en el banco donde yo trabajo y solicitó una aclaración respecto a un cargo que se había hecho a su tarjeta de crédito. Le aseguramos que se haría la investigación correspondiente, y que si ella no había autorizado el cargo, se le reembolsaría la cantidad.

Horas después, la mujer llamó para decirnos que nos olvidáramos del asunto. El cargo en cuestión era por unas pastillas para mejorar la memoria que había comprado en línea.

Anne Feledichuk, Estados Unidos