Un estudio australiano ha revelado algunos hechos sorprendentes acerca de los cocodrilos, majestuosas y temibles criaturas.Te recomendamos leer: ¿Cómo atacan los cocodrilos?La presión de la mandíbula del cocodrilo es increíble, ¡más de 3,000 libras por...
La presión de la mandíbula del cocodrilo es increíble, ¡más de 3,000 libras por pulgada cuadrada!
Lejos de ser animales solitarios y sedentarios, con un macho dominante que defiende su territorio, como se creía, resulta que son criaturas con un rango de acción muy amplio y jerarquías sociales complejas.
Los cocodrilos son muy vocales, inteligentes y capaces de mostrar afecto. Cuando una hembra adulta apoya la cabeza en el vientre de un macho, es una prueba elocuente de amor.
Los aborígenes los han cazado tradicionalmente por su carne, pero la población de estos reptiles se mantuvo estable hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los rifles de alta potencia se volvieron muy populares en Australia.
Los cazadores comerciales y los deportivos los mataban indiscriminadamente. Desde que el país adoptó medidas de protección, a comienzos de los años 70, la población de cocodrilos de agua salada se ha recuperado y ahora hay unos 100,000 ejemplares.
De las 23 especies de cocodrilos que existen, dos habitan en los ríos y manglares de Australia: el de agua dulce, o cocodrilo de Johnstone, que es relativamente inofensivo, y el de agua salada, que es más grande y agresivo, vive en los estuarios o en el mar y llega a medir más de 5.5 metros de largo y a pesar más de una tonelada.
Los salties (así se les dice en Australia) son cazadores eficientes provistos de 70 dientes afilados. Si uno de ellos se rompe, otro debajo lo reemplaza.
Sus mandíbulas son un diseño evolutivo que casi no ha cambiado en 70 millones de años.
Ven bien de día y de noche, y tienen tres pares de párpados, uno de los cuales le protege los ojos bajo el agua.
Una válvula en la garganta evita que le entre agua en sus pulmones.
Acechan a sus presas con paciencia letal —por días, de ser necesario—, y aprenden sus hábitos y horario de alimentación.
Pueden cazar reses, jabalíes, canguros, incluso otros cocodrilos. Tras atraparla entre las fauces, el saltie arrastra a su presa hasta aguas profundas para ahogarla; luego, girando sobre su cuerpo y dando un coletazo, el cocodrilo arranca pedazos de carne para zampárselos.
En promedio, estos reptiles atacan y devoran una persona al año en Australia.
Los salties dedican mucho tiempo al cuidado de sus crías. La hembra rota ligeramente los huevos con el hocico para hacer que eclosionen. Cuando las crías nacen, ella las hace salir del nido, las lleva a la orilla del agua y las vigila durante meses.
Los herpetólogos se habían preguntado siempre cómo los salties, que son malos nadadores de distancias largas, lograron poblar tantas islas del Pacífico sur separadas por grandes extensiones de mar. Los datos reunidos por los investigadores revelaron que los cocodrilos aprovechan las corrientes superficiales durante sus travesías, tal como los surfistas remontan las olas.
Los cocodrilos tienen una importancia vital, son depredadores que regulan las poblaciones de otros organismos. Sin ellos, todo el ecosistema podría colapsarse.
Depende de nosotros aprender a vivir con los cocodrilos. Después de todo, ellos estaban aquí antes que nosotros.