Enfermera salva una vida a 30,000 pies de altura
Cuando sales de vacaciones lo primero que se viene a tu mente es alejarte de todo lo que tenga que ver con tus responsabilidades laborales.
El objetivo es desconectarte de tu trabajo por completo, se supone que antes de tomar ese descanso ya dejaste listos todos tus pendientes para no ser molestado y disfrutar ampliamente de tus días de descanso.
Aunque sabemos que no en todas las áreas laborales se puede dar este lujo, una de ellas la correspondiente a la salud.
La enfermera británica Emma Channing volvía a Londres de sus vacaciones en México cuando se escuchó una pregunta por el altavoz del avión: “¿Hay personal médico calificado a bordo?”.
Channing levantó la mano, y la llevaron con un paciente que presentaba dificultad para respirar. “Se notaba a simple vista que era algo serio”, dice. “Reconozco que tuve un poco de miedo”. Pero prevaleció su instinto de enfermera.
El hombre se había roto una costilla en sus vacaciones y ella se dio cuenta de que podría estar padeciendo una sepsis potencialmente letal. Le informó al piloto que necesitaban aterrizar, y la nave desvió su curso hacia Terranova, Canadá, donde un grupo de paramédicos esperaba en la pista de aterrizaje para atender al paciente.
“Nunca esperas que te pase algo así de vacaciones”, dice Channing. “Solo tienes que hacer todo lo posible por ayudar”.
Al final no tuvo que ocuparse de pendientes laborales, sino enfrentar una emergencia médica a unos pasos de donde ella se encontraba. La persona a la quien atendió y el personal del avión seguramente sintieron un gran alivio de que se encontrara entre los pasajeros, aunque tal vez al resto de las personas no les dio mucho gusto aterrizar de emergencia.
¿Has vivido una situación como la de la enfermera Emma, en donde una persona haya necesitado atención médica en tus vacaciones? Esperamos que no.