Los perros son muy listos para aprender trucos, pero algunos requieren lecciones extras.
Terry y su hijo Bobby, nuestros dos perros salchicha de pelo largo, sabían empujar la puerta para salir al patio. Pero, para entrar, ladraban como locos afuera hasta que yo los dejaba pasar.
Cansada de que interrumpieran mis tareas, decidí enseñarles a abrir. Até un aro a un trozo de cordel, clavé el extremo de éste a la parte baja de la puerta y me puse a gatas para que mis mascotas me vieran. Aferré el cordel con los dientes, tiré de él y, al abrirse la puerta, entré gateando rápidamente. Los perros ladraron, así que salí para repetir la lección.
Me puse a cuatro patas en el piso, les mostré otra vez el procedimiento y luego le ordené a Terry que lo hiciera él. Obediente, tiró del cordel, entró a la casa antes de que la puerta se cerrara y se sentó junto a mí, moviendo la cola. Bobby se quedó afuera.
Nunca aprendió el truco, pero al menos se redujo a la mitad el número de interrupciones de mis tareas.
Angela Guina