Aunque a mi hija pequeña le encantó su primer calendario de Adviento, pronto perdió el interés en él. Comprendí la razón cuando me percaté de que había abierto todas las puertas correspondientes a los días para comerse los chocolates que contenía y luego las había vuelto a cerrar.
Micha Bryn, Reino Unido
En una ocasión mi esposa me pidió que fuera al supermercado a fin de comprar unos ingredientes que le hacían falta para preparar la cena. Salí acompañado por nuestra hija, entonces de cuatro años, y un amiguito de ella que era un año menor. Mientras conducía a la tienda, me divertí escuchando la animada charla de los dos pequeños sobre una película de Batman que acababan de ver. Luego, empezaron a ponerse de acuerdo para jugar a representarla tan pronto volviéramos a casa.
—¡Yo voy a ser Gatúbela! —insistía el pequeño.
—¡No, tú no puedes ser ella porque eres hombre! —le espetaba mi hija con impaciencia.
Por el espejo retrovisor pude ver cómo el niño fruncía el entrecejo, tratando de comprender. Al cabo de unos segundos se le iluminó la cara, mientras decía:
—Está bien. Si no puedo ser Gatúbela, ¡entonces seré Batichica!
José Luis Cisneros, México
Hace poco llevé a mi hija de tres años a su clase de natación. Cuando llegamos a la piscina, alguien estaba parado de manos bajo el agua, de modo que solo se veían sus piernas desde la superficie. Tras mirar la escena unos segundos, la niña dijo, sorprendida: “¡Mamá, alguien olvidó sus piernas en la alberca!”.
@pooja_jain
Tengo ganas de grabarme a mí misma diciendo: “Por favor, limpia eso”, y reproducirlo 500 veces al día en mi casa.
@mom101
Años atrás recibí un perfume como regalo de Navidad. No suelo usar fragancias, pero pensé que era un buen obsequio y decidí ponerme un poco. Inmediatamente después, Cheryl, mi nieta de cuatro años, pasó caminando por el pasillo fuera de mi habitación. “Mmm —dijo—, hueles mejor que la arena de los gatos”.
@PetronellaCrane
Soy maestra en un kínder. Cierta tarde, al final de la jornada escolar, algunos de mis alumnos estaban sentados en silencio, hojeando libros. Noté que una pequeña miró fijamente un cuento por más de 10 minutos. De pronto, se volvió hacia mí, confundida, y exclamó: “Oye, ¡pero yo no sé leer!”.
reddit.com
Una noche, mientras cenábamos, mi sobrina de seis años se volvió hacia su papá y le dijo:
—Cuando sea grande me voy a casar contigo.
Reí encantado, hasta que su mamá dijo:
—Ay, hija, no cometas el mismo error que yo.
Isaiah Inman, Estados Unidos
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