Entre niños: Cada vez que hay una reunión
Cada vez que hay una reunión familiar me toca llevar refrescos, pues todos saben que no me gusta cocinar. Un día le mostré a mi mamá una herida en un dedo, y le dije:
Cada vez que hay una reunión familiar me toca llevar refrescos, pues todos saben que no me gusta cocinar. Un día le mostré a mi mamá una herida en un dedo, y le dije:
—Mira, me lastimé el dedo cortando rábanos.
Le pedí que no le comentara nada a mi sobrino Gabriel, ya que suele burlarse de mí porque siempre me corto al cocinar. Mi hijo Alí, de cinco años, escuchó por casualidad nuestra charla y de inmediato salió en mi defensa:
—No es verdad, mamá, no siempre te cortas. ¡Algunas veces te quemas!
María de Lourdes, Canul, México
Elegante ante todo
Se acercaba la fiesta de fin de curso de mi hija de cinco años, y la maestra me dijo que la niña participaría en un desfile de modas.
Su sugerencia fue que modelara un vestido de noche, pero a mi hija no le gustó la idea y decidimos que se pusiera un traje deportivo.
Al llegar a casa, le pregunté a la niña por qué se había negado a usar un vestido de noche, y respondió:
—¡Ay, mamá, porque no quiero salir a la calle en piyama!
Marta Gómez, Guatemala
Estaba yo de visita en casa de una amiga mía, comiendo pistaches. De pronto vimos que un sobrino suyo, de siete años, abría los pistaches y los tiraba al cesto de basura.
Intrigadas, le preguntamos por qué lo hacía, y el niño contestó:
—Es que ninguno sirve. ¡Están verdes y crudos!
Alejandra García, Ciudad de México
¡Vaya técnica!
Kieryn, mi sobrino de cuatro años, vino a mi casa a comer. Le pregunté qué había visto esa semana en el kínder, y contestó que había aprendido a escribir su nombre.
—¿Puedes deletrearlo? —le dije.
—Una raya derecha hacia abajo, raya inclinada hacia arriba, raya inclinada hacia abajo. Raya derecha con un puntito encima…
Adrienne Williamson, Canadá
Dejé a mis dos hijas al cuidado de mi mamá. Al notar que su abuelita no la veía, la menor empezó a escalar la alacena para bajar unos dulces.
Su hermana mayor la reprendió, diciéndole que yo me enojaría al enterarme, pero apenas la pequeña alcanzó los dulces, le dijo:
—Está bien, pásame dos.
Lourdes Saavedra, Ciudad de México
Al terminar de bañarse mi sobrino Robert, de siete años, le cepillé el cabello. Como siempre, me pidió que se lo dejara alborotado.
—¿Por qué quieres que te peine así? —le pregunté.
—Es que, si me veo guapo, tal vez me bese una niña —contestó.
Becky de Jong, Canadá
Duda válida
A mi hermanita Andrea le encanta ver fotografías de cuando mis padres eran jóvenes. Un día, mi mamá le mostró unas fotos de la boda de mi papá y ella, y la niña le preguntó con toda inocencia:
—Oye, mami, ¿y aquí mi papá estaba nuevo?
Gabriela Chávez, Estados Unidos