El año pasado, durante una reunión para padres de familia en la escuela de mi hijo, estaba yo leyendo su libro de catecismo y vi que uno de los ejercicios trataba sobre los regalos de los Reyes Magos. El niño había escrito: “En su cumpleaños, Jesús recibió oro y dinero, pero yo le habría dado una camiseta del equipo de futbol Arsenal”.
Maxine Cooper, Reino Unido
Nunca he salido de vacaciones sola, pero una vez pude ir al supermercado sin que me acompañaran mis hijos.
@sarcasticmommy4
Durante largo tiempo, cuando alguien le decía “Te quiero” a la hija pequeña de mi primo, ella contestaba: “Yo también me quiero”.
reddit.com
A los cuatro años, a mi sobrino le costaba mucho trabajo pronunciar bien la doble erre. Un día, mi esposo, queriendo comprobar la mala pronunciación del pequeño,
le dijo:
—A ver, di “ferrocarriles”.
Astutamente, el niño contestó:
—Trenes.
Rossina Beltrán, México
Cierta vez le estaba mostrando a mi hijo Adrián, de cuatro años, que él había heredado un lunar igual al mío. Mi hija Mariajosé, entonces de cinco años, se puso celosa.
Sin embargo, minutos más tarde, la niña se acercó a mí muy contenta y afirmó:
—Mami, yo también me parezco a ti.
—¿En serio? —pregunté—. ¿En qué nos parecemos?
Mariajosé me llevó frente a un espejo, cerró los ojos y los apretó con fuerza. Luego los abrió, volteó hacia mí y exclamó:
—¿Te das cuenta? ¡Si aprieto los ojos me salen arrugas como las tuyas!
Denisse Fernández, Guatemala
Ross, mi hijo de 10 años, estaba viendo un programa de televisión sobre el monstruo del lago Ness, pero no lograba comprender el misterio de su existencia. Al terminar la transmisión, dijo:
—Mami, si de verdad quieren saber si existe un monstruo en el lago Ness, ¿por qué no simplemente vacían el agua?
Anna Mortley, Canadá
Un día que caía un verdadero diluvio, mi mamá estaba en la cocina preparando el almuerzo. En eso se acercó mi sobrino, que en ese entonces tenía siete años y recién llegaba de la escuela. Empezaron a charlar sobre la lluvia.
El tema derivó en la historia bíblica del Arca de Noé y las distintas parejas de animales seleccionadas para abordar el navío y poblar la Tierra una vez que las aguas bajaran, hasta que mi sobrino interrumpió a mi mamá para decirle:
—Oye, abuelita, ¿tú te salvaste o naciste después del diluvio?
María Cortés, México
Cuando mi hijo era pequeño se asustaba fácilmente con los personajes raros o feos que salían en las películas y la televisión. Poco a poco le hicimos ver que se trataba de personas disfrazadas o caracterizadas. Lo entendió tan bien que, durante el desfile de un circo, cuando pasaron las jirafas (animales que él veía por primera vez), dijo:
—No me asustan, ya sé que son personas disfrazadas.
Ileana Rodríguez, México
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