Sentir frío cuando todos los demás están cómodos no siempre es cuestión de gustos. Muchas veces, es el cuerpo enviando señales sobre tu estado de salud. La llamada intolerancia al frío puede ocurrir por causas tan variadas como anemia, hipotiroidismo, mala circulación, deficiencias nutricionales o desequilibrios hormonales. Entenderla puede ayudarte a identificar problemas antes de que avancen.
¿Qué significa realmente “tener frío todo el tiempo”?
Mantener la temperatura corporal es una tarea compleja que depende del metabolismo, del oxígeno que llega a las células y de la circulación sanguínea. Si alguno de estos sistemas falla, tu cuerpo baja su temperatura interna, aun si el ambiente está cálido.
Los CDC estiman que más de 3 millones de personas en Estados Unidos viven con anemia, una causa muy común de sentir frío de forma persistente. Cuando hay pocos glóbulos rojos, el cuerpo recibe menos oxígeno y opera en una especie de “modo ahorro”, lo que se traduce en manos frías, palidez y cansancio.
El hipotiroidismo, que afecta alrededor del 5% de la población mayor de 12 años, también puede alterar la temperatura corporal. La tiroides regula el metabolismo, y cuando funciona más lento, disminuye la capacidad del cuerpo para generar calor.
Circulación deficiente: cuando el frío se queda contigo
La sangre lleva oxígeno y calor a todo el cuerpo. Si su flujo no es adecuado, el calor tampoco llega.
Condiciones como:
- Presión arterial baja
- Enfermedad arterial periférica
- Fenómeno de Raynaud
pueden hacer que manos y pies estén más fríos que el resto del cuerpo.
El fenómeno de Raynaud es especialmente notable: los dedos pueden ponerse blancos o azulados ante el frío o el estrés, y sentirse como hielo. Es más común en mujeres y en climas fríos.
Hormonas y metabolismo: razones menos obvias detrás del frío
La temperatura corporal no es constante todo el día. Puede variar hasta 0.5°C.
En personas menstruantes, las fluctuaciones hormonales pueden aumentar o disminuir la temperatura casi 1°C dependiendo del momento del ciclo.
El metabolismo también influye: quienes tienen menor masa muscular producen menos calor, ya que el músculo es el principal generador de energía térmica.
Factores inesperados que también pueden darte frío
- Estrés crónico: contrae los vasos sanguíneos y reduce la temperatura de manos y pies.
- Deficiencias nutricionales: falta de hierro, vitamina B12 o vitamina D afectan la regulación térmica.
- Hábitos cotidianos: pasar horas en aire acondicionado, mantener posturas que estorban la circulación o exponerse al frío con frecuencia puede hacer que el cuerpo lo normalice.
Lo que no sabías sobre la temperatura humana
Investigaciones de Stanford muestran que la temperatura promedio ha bajado 0.03°C por década desde el siglo XIX. Además, la temperatura no es igual en todo el cuerpo:
- Recto: 37°C
- Boca y oídos: más cálidos
- Axila: 35.9°C, la más fría
Estas diferencias explican por qué muchas personas sienten frío aun estando sanas.
Entonces, ¿debo preocuparme si siempre tengo frío?
No siempre es señal de enfermedad, pero sí una pista importante. Prestar atención al frío constante puede ayudarte a identificar anemia, problemas de tiroides, deficiencias nutricionales, estrés o alteraciones en la circulación.
Cada cuerpo tiene un termostato único. La clave está en escuchar las señales que envía.
¿Y a ti? ¿Qué te está diciendo tu cuerpo?