¿Es igual el cerebro de una mujer que el de un hombre?
Si se reconoce que entre la mujer y el hombre hay algunas diferencias en carácter, habilidades y susceptibilidad a ciertas alteraciones neurológicas, sería sorprendente que no hubiera en el cerebro diferencias anatómicas paralelas. Aunque hay unos cuantos investigadores que están convencidos de haber demostrado esas desigualdades, la mayoría acepta que hasta ahora no se han aportado pruebas concluyentes ?quizá porque los neurofisiólogos rara vez estudian cerebros vivos?. Eso no quiere decir que no admitan que esas diferencias existen, creen saber incluso a qué se deben. Es probable que las hormonas fetales que gobiernan el desarrollo de los órganos genitales también feminicen o virilicen, según el caso, el cerebro.
¿Hay diferencias sexuales en el comportamiento humano?
Estudiar la conducta humana no es como estudiar química; resulta difícil medir el comportamiento, es decir, asignarle valores matemáticos, y casi imposible analizarlo objetivamente. Dos investigadores que estudien la misma pauta de conducta probablemente la interpretarán de distinta manera. Por eso, lo primero que hay que dejar claramente establecido acerca de las diferencias sexuales es que, excepción hecha de las anatómicas, hasta ahora nada se ha comprobado de manera irrefutable.
Sin embargo, los científicos generalmente están de acuerdo en que hay bastantes fundamentos para establecer cuatro diferencias sexuales básicas: los niños son más agresivos que las niñas, tienen más facilidad para las matemáticas y es mejor su percepción espacial, lo que les permite descifrar mapas y resolver rompecabezas con más habilidad. Las niñas, en cambio, tienen mayor capacidad que los niños para las funciones verbales, su lenguaje es más fluido y comprenden mejor las disertaciones difíciles. Los especialistas que aceptan la existencia de estas diferencias suelen apoyarse en la obra, ya clásica, de dos psicólogas, Eleanor E. Maccoby y Carol N. Jacklin, cuyas conclusiones son el resultado del análisis de más de 2,000 estudios llevados a cabo por diversos investigadores.
Hay suficientes pruebas para suponer que dos de estas diferencias, la agresividad y la facilidad para las matemáticas, tienen una base biológica; probablemente estén determinadas en cierta medida por los genes. Pero no hay que perder de vista que en todas las diferencias sexuales de la conducta desempeñan un papel importante el aprendizaje y otros factores ambientales. Si se criara exactamente de la misma manera a los niños y a las niñas, probablemente su comportamiento sería mucho más parecido.
Tómese en cuenta que las pruebas en que se han basado los psicólogos para determinar estas diferencias son promedios estadísticos de los que no se puede concluir que todos los niños tienen mayor facilidad para las matemáticas que las niñas; hay algunas niñas que son mejores en matemáticas que la mayoría de los niños; así como hay algunos niños con mayor habilidad verbal que muchas niñas.
Los porqués del cuerpo humano