¿Te despiertas directo a la regadera o prefieres relajarte bajo el agua antes de dormir? La ciencia aún no se inclina por un bando: no hay evidencia contundente que indique que una hora es mejor que otra. La verdad es que depende de tus hábitos, tu rutina y cómo responde tu cuerpo. Aquí te explicamos las ventajas de cada opción, algunos consejos y lo que piensan quienes ya tienen su favorita.
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Si sientes que necesitas una “sacudida” para arrancar el día, una ducha matutina puede ser tu mejor aliada. Estas son sus ventajas:
Te ayuda a despertar: Una ducha tibia (o incluso con un breve chorro de agua fría) estimula la circulación y despeja la mente.
Inicias el día limpio: Durante la noche sudamos, desprendemos células muertas y acumulamos aceites de la piel. Ducharte elimina esos residuos antes de salir.
Peinas mejor tu cabello: Si te despiertas con el cabello alborotado, la ducha ayuda a domarlo, sobre todo si usas productos que se aplican en el pelo húmedo.
Para otras personas, nada como quitarse el día de encima antes de ir a la cama. ¿Tu estilo? Entonces considera estos beneficios:
Eliminas la suciedad del día: Bacterias, sudor, polvo y contaminación se acumulan en tu piel. Una ducha nocturna evita que eso llegue a tus sábanas.
Mantienes la cama más limpia: Dormir limpio significa menos cambios de sábanas y mejor higiene general.
Duermes mejor: Un baño caliente antes de dormir puede ayudarte a relajarte, conciliar el sueño más rápido y mejorar su calidad, según algunos estudios.
Ducha matutina | Ducha nocturna |
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Despierta cuerpo y mente | Relaja y prepara para dormir |
Inicia el día fresco | Te acuestas limpio |
Facilita peinar el cabello | Protege tus sábanas |
Esto es lo que algunos miembros del equipo de Healthline compartieron sobre sus rutinas de ducha:
Conclusión: ¿cuál es mejor?
No hay una respuesta universal. Tanto la ducha matutina como la nocturna tienen beneficios. Lo importante es que elijas lo que mejor se adapte a tu estilo de vida, horario y necesidades personales. ¿Prefieres empezar el día fresco o lavarte el día antes de acostarte? Sea cual sea tu elección, ¡ambas son válidas!