¿Lo Sabías?

¿Es posible ser fashion y a la vez sostenible?

Hemos escuchado sobre el récord del día más caluroso en México, son cada vez más constantes las contingencias que buscan equilibrar la calidad del aire y ni qué decir de la reducción en la calidad y cantidad de agua.

Uno de los mayores causantes del cambio climático es el dióxido de carbono (CO2).

Son múltiples las actividades que impulsan el exceso de emisiones de este dióxido en el ambiente. Una de ellas es la industria de la moda.

La industria de la moda mexicana es una de las más contaminantes, no solo en temas de consumo de agua o energía sino también de emisión de CO2. .

El uso promedio de una prenda nueva es de únicamente siete ocasiones antes de sacarla del armario, así que si la fast fashion continúa, las emisiones de CO2 aumentarán casi en 50 por ciento para 2030.

Fast fashion, una práctica que no es sostenible

Tan solo en el 2017, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales reportó que más de 13,000 toneladas de desechos acaban en los vertederos de basura, y de ellos 1.4 por ciento corresponde a trapos y ropa vieja.

Esto significa que al día en Ciudad de México se generan 182 toneladas de residuos textiles, lo que genera un grave impacto ambiental, pues solo se recicla entre el 0.2 y el 5 por ciento.

Según cifras del Reporte A New Textiles Economy de la Fundación Ellen MacArthur, entre 2000 y 2015, las veces que se usa la ropa decreció un 36 por ciento, pues las prendas se ocupan únicamente de 7 a 10 veces y luego se tiran.

“La era del consumo rápido y desmedido nos ha hecho comprar más de lo que necesitamos, una práctica que no es sostenible” dice Ana Isabel Orvañanos, country manager de GoTrendier, una comunidad de compraventa de moda de segunda mano en México.

“Lo que compras y lo que tienes en tu armario está relacionado con el desastre ecológico que atravesamos en la actualidad”, agrega.

Ana Isabel resalta que la producción, transporte, venta, consumo, utilización y desecho de la ropa es responsable de al menos 10 por ciento de las emisiones mundiales de contaminantes ambientales.

Y tales porcentaje, agrega, van en aumento, pero al  adquirir una prenda usada evitamos el 80 por ciento de la emisión que genera una prenda nueva.

Momento de reflexionar

Tenemos que repensar la forma en que concebimos la moda y en cómo la consumimos.

¿Por dónde empezar? En realidad es más sencillo de lo que parece; quizá ya estés haciendo más de lo que piensas, pero para darte un empujón aquí te presentamos los principios básicos de moda sostenible para empezar con tu guardarropa.

Mantente informado sobre la sostenibilidad

Una de las mejores cosas que se pueden hacer cuando se quiere aprender algo nuevo o seguir un nuevo “estilo de vida” es buscar información sobre el tema.

Actualmente puedes encontrar información sobre moda sostenible sin moverte del sofá. Puedes encontrarla en libros, trabajos de investigación y sitios webs o blogs, comenta Tessa Clarke, CEO y cofundadora de Olio, una app que lucha contra el desperdicio alimentario.

Invierte en calidad, no en cantidad

Tómate un descanso del fast-fashion.

En lugar de subirte al tren de la moda rápida (fast fashion) cada temporada y acabar gastando una gran cantidad de dinero en 5 prendas de mala calidad, invierte en una o dos piezas de alta calidad.

¿Quizás hay una chaqueta o un bolso con el que llevas tiempo soñando, pero no te parece que tengas el dinero para comprarlo?, ¿has mirado cuánto gastas en compras impulsivas? Si ahorras ese dinero podrías adquirir ese bolso o pieza de alta calidad que anhelas.

El lavado de ropa es muy importante

Lávala con menos frecuencia para no someterla al proceso de lavadora y secadora.

La moda sostenible no sólo tiene que ver con la forma en que compras tu ropa, sino también con cómo la cuidas una vez que ha llegado a tu armario.

Pensar en cómo lavas tu ropa es, de hecho, una gran parte de ello.

Lavar la ropa en un programa ecológico hará que la ropa dure más, mantenga su forma y los colores se mantengan brillantes. Si bajas los grados de 40 a 30 reducirás el uso de energía hasta un 40 por ciento.

Pregúntate,¿ cuál es el fin del ciclo de mi ropa?

Tristemente, el que decidas dar una camisa o tirar aquel vestido no es el fin de su ciclo.

Infinidad de prendas están elaboradas con microplásticos y materiales altamente contaminantes, así que no pueden reciclarse o descomponerse fácilmente.

Si quieres asegurarte de que la ropa que llevas ha tenido el menor impacto posible en el medio ambiente y en la agricultura, deberías elegir prendas fabricadas con materiales orgánicos y naturales.

El algodón sostenible y con certificado GOT se ha convertido en una corriente principal de la industria de la moda.

Para que el algodón sea ecológico tiene que producirse según las normas de la agricultura ecológica.

Este no es el único tejido ecológico y natural. El lino orgánico es una opción igual de buena.

Desde la tienda elige ropa hecha a base de materiales amigables con el medioambiente y fácilmente reciclables.

Opta por marcas con transparencia

Imagina esto: compraste una camiseta que crees que está hecha con algodón orgánico, producida en condiciones laborales justas y con el menor efecto posible sobre el clima y la tierra.

Tienes la conciencia tranquila porque has comprado pensando en la sostenibilidad.

Pero resulta que la camiseta no ha sido producida en condiciones laborales justas y el algodón no era tan ecológico como pensabas.

El problema es que has elegido una marca con poca transparencia y que está haciendo greenwashing.

Este término se refiere al intento de una empresa de hacer que sus productos parezcan ecológicos cuando en realidad no lo son con el objetivo de vender más. Desafortunadamente, esta práctica prevalece en infinidad de industrias.

La transparencia en la moda consiste en que las marcas informen dónde se fabrican sus productos, cómo se fabrican y quién los fabrica.

Al final, esto es un beneficio para ti y el medio ambiente. De este modo puedes elegir una marca que consideres que está haciendo algo diferente y recompensar con tu compra.

Repara, reinventa, reutiliza

Sé lo que estás pensando: ¿reparar mi ropa?, ni siquiera sé coser y es más barato y fácil comprar una camiseta nueva que reparar la vieja.

Bueno, no es precisamente barato para el planeta si compras un montón de ropa nueva cada temporada.

Y en cuanto a tu falta de conocimientos de costura, no te preocupes, Youtube es tu mejor amigo.

Y echa mano de los negocios de reparación de zapatos o ropa. Intenta pintar ese par de otro color, quizá colocar un adorno o incluso un tacón diferente.

Lo mismo con la ropa si hay alguna pequeña abertura en alguna costura seguramente que puedes arreglarla en lugar de prescindir de esa prenda que tanto te gusta.

Slow Fashion

De acuerdo con Profeco, la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

Además de reducir la calidad del aire, las emisiones de CO2  también generan degradación en los suelos, lo cual provoca erosión y afecta la calidad de los alimentos.

También  provoca la destrucción de la selva tropical, pues fomenta la tala de miles de árboles con el objetivo de fabricar tejidos a base de celulosa, una fibra semi-sintética que, según Sustain Your Style,  es material base de ropa de moda de bajo precio-calidad.

El modelo de negocio del fast fashion consiste en ofrecer a los compradores productos en tendencia a precios muy bajos; esto provoca el desecho anual de millones de toneladas de ropa, las cuales terminan quemadas o enterradas en tiraderos.

Esta cifra de prendas desechadas es equivalente a un camión de basura por segundo.

Compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar, revender

La también llamada “fast fashion” resulta muy rentable para la industria textil, pero es insostenible y muy peligrosa para el medio ambiente.

En contraposición se ha propuesto el Slow Fashion, una tendencia que implica pensar antes de comprar y responde a la economía circular.

Se trata de un modelo de producción y consumo que busca compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar, revender y dar una segunda vida a las prendas que alguien más ya utilizó.

De esta forma, el ciclo de vida de la ropa se extiende, al tiempo que se contribuye a reducir el gasto  y el impacto al medio ambiente.

Los consumidores pueden generar un impacto positivo muy relevante al utilizar prendas el doble de tiempo que lo hacemos ahora, dice Orvañanos.

Con esa medida, según datos de la ONU, evitaríamos un 25 por ciento de las emisiones de CO2 que la industria de la moda emite.

Sin duda el mercado de ropa de segunda mano en México necesita un impulso para fomentar mayor participación de consumidores, el cual con apoyo de organismos públicos y privados podría mantener la importante reducción del impacto de emisiones CO2 que genera por sí misma la moda.

Eliesheva Ramos

Como periodista tengo la misión, parafraseando al intelectual español Julio Anguita, de perturbar, de agitar el cerebro, de mover las conciencias. Para lograr esos objetivos me aferro al abecedario como otros se aferran al escapulario. Me especializo en notas de salud, bienestar, estilo de vida, gastronomía y viajes.

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