Cuidado, esa tos puede ser síntoma de algo grave
Todo el mundo padece tos alguna vez, Por lo general cede en pocas semanas, pero si es persistente debes acudir al médico, puede ser algo más grave.
Maggie Tschirhart acudió varias veces a su médico familiar y probó distintos jarabes y píldoras, sin tener éxito o sentir mejoría con su problema de tos. Empezó a padecer tos en el verano de 2003. Al principio sentía como si tuviera una obstrucción en la garganta, pero la sensación pronto se volvió un intenso cosquilleo que le producía largos accesos de tos. A veces tosía tan fuerte, que la garganta se le cerraba y tenía dificultad para respirar.
Maggie, residente de Estrasburgo, Francia, de 66 años y jubilada hace tres de su trabajo en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no sabía por qué tosía, pues por lo demás se sentía bien. Parecía que el curri y otros platos condimentados le provocaban los accesos, así como el humo, el polvo y el pan seco.
“Siempre llevaba una botella de agua y pañuelos desechables”, cuenta. “Si iba al cine, me sentaba en un extremo de la fila para poder salir pronto. Cuando no puedes contener la tos, los demás te miran y chasquean la lengua con molestia. Es muy incómodo”.
No fue hasta 2009 cuando oyó hablar de la clínica de tos del Hospital Castle Hill, en Cottingham, Inglaterra. Menos de cuatro meses después, hizo el viaje de 12 horas para recibir atención, y los médicos de la clínica por fin le diagnosticaron tos crónica.
Todo el mundo padece tos alguna vez, dice Matthew Stanbrook, neumólogo del Western Hospital de Toronto, Canadá. Por lo general se debe a una infección viral y cede en pocas semanas, pero los casos de tos que resultan más molestos para las personas —y más rebeldes al tratamiento— son los persistentes.
“Tres trastornos causan el 90 por ciento de los casos: el asma, el síndrome de tos de vías respiratorias altas (STVRA) y el reflujo gastroesofágico”
“La tos crónica es la que dura más de dos meses”, agrega Stanbrook. Una vez descartados como posibles causas el cigarrillo y ciertos medicamentos, y si una radiografía de tórax resulta normal, tres trastornos causan el 90 por ciento de los casos: el asma, el síndrome de tos de vías respiratorias altas (STVRA) y el reflujo gastroesofágico (RG).
“Como es muy común que se presente más de uno a la vez, solemos empezar por el diagnóstico del asma porque es el más fácil”, señala Stanbrook.
Desde el punto de vista biológico, el asma caracterizada por tos es lo mismo que el asma común: una inflamación de las vías respiratorias causada por una combinación de factores genéticos y ambientales.
Quien la padece puede sofocarse y respirar ruidosamente, y sus vías respiratorias inflamarse y producir más moco, lo que estimula las terminaciones nerviosas que desencadenan el reflejo de la tos.
La tos asmática tiende a sentirse más adentro del pecho que otras formas de tos crónica, pero el diagnóstico definitivo exige pruebas de función pulmonar que miden la cantidad de aire que se inspira y espira.
Hay varios tratamientos eficaces para controlar el asma. Se puede prescribir un broncodilatador, que abre de inmediato las vías respiratorias inflamadas, o un corticosteroide inhalable para reducir la inflamación.
“Si el asma se trata enérgicamente desde el principio”, dice Stanbrook, “a menudo se puede reducir la dosis más adelante y controlar la enfermedad con dosis bajas según se requieran”.
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Los síntomas típicos de este trastorno son acidez estomacal, sensación de ardor en el pecho y regurgitación ácida, pero hasta 20 por ciento de las personas afectadas contraen tos crónica. Se ignora por qué, dice Laurence Lovat, profesor de gastroenterología en el Colegio Universitario de Londres.
“Una posibilidad es que el contenido ácido del estómago suba por el esófago hasta la laringe y la irrite, o que produzca simplemente una tos refleja al alcanzar la base del esófago”.
Sea como fuere, el mejor medio para diagnosticar el reflujo es un tratamiento de prueba con inhibidores de la bomba de protones (IBP) para bloquear la producción de ácido, sugiere Lovat (si la tos cede, la causa era el RG). Para que sean eficaces, los IBP deben tomarse dos veces al día, de ser posible antes de las comidas, para que los alimentos estimulen menos la producción de ácido gástrico.
El tratamiento puede tardar de dos a tres meses en dar resultado. Entonces el RG a menudo puede controlarse con una dieta especial para reducirlo. La clave es no comer a altas horas de la noche y evitar las comidas abundantes o grasosas. También conviene abstenerse de los alimentos y bebidas que empeoran el trastorno, como café, chocolate, alcohol, refrescos, cítricos y platos muy condimentados.
Antes llamado escurrimiento posnasal, este trastorno por lo común se origina en los senos paranasales. Suele deberse a reacciones alérgicas que inflaman la nariz o los senos, y producen un exceso de moco que escurre por detrás de la garganta y provoca una tos refleja.
Como ocurre con el RG, la mejor forma de diagnosticar el STVRA es tratarlo, casi siempre con un aerosol nasal a base de esteroides, durante varios meses. “Esto suele remediarlo, aunque quizá se requiera después otro tratamiento temporal”, dice Stanbrook. Como este síndrome suele estar asociado a las alergias, él recomienda evitar alergenos como ácaros del polvo y escamillas de la piel de las mascotas.
Maggie Tschirhart pasó un año en tratamiento con distintos fármacos para descartar las principales causas de la tos crónica; resultó que no era ninguna de ellas. “Tales casos son comunes”, dice Jacky Smith, profesora de la Universidad de Manchester. “En algunos pacientes no podemos identificar los trastornos que provocan la tos. En tal caso se llama tos rebelde, idiopática o inexplicable”.
Maggie ahora toma un antihistamínico todos los días para reducir la inflamación y prevenir los espasmos de garganta y el vómito. “Aún toso a diario, pero sin espasmos fuertes”, dice. “No hay nuevos remedios para mí, pero al menos encontré médicos que me escucharon y entendieron”.
Hoy día hay pocos tratamientos para la tos crónica que no se cura tratando el asma, el RG o el STVRA. Las dosis bajas de morfina de liberación lenta y gabapentina (fármaco usado para las neuralgias) han ayudado a muchos pacientes (al parecer porque el efecto sedante suprime el reflejo de la tos), pero ambos producen efectos secundarios. Un terapeuta del lenguaje también puede enseñar técnicas útiles para controlar la tos.
“Una vez descartadas las causas serias, a muchas personas afectadas de tos crónica les dicen que tienen que aprender a vivir con ella”, dice Smith. “Yo les aconsejo que busquen atención especializada, pues en muchos casos pueden obtener mejoría”.
Si fumas y tienes tos, lo mejor que puedes hacer es dejar el hábito. Hay que aclarar que la tos rara vez es signo de cáncer de pulmón, pero si además bajas de peso o toses con sangre, debes acudir al médico.
Casi 10 por ciento de las personas que toman antihipertensivos a base de enzima conversora de la angiotensina contraen una tos crónica, y quizá les convenga hablar con su cardiólogo sobre la posibilidad de cambiar de fármaco.
Esta inflamación respiratoria persistente puede manifestarse como bronquitis o enfisema, y es común en fumadores y ex fumadores, dice Melanie Levesque, médica familiar del Centro de Salud Copeman, en Vancouver, Canadá. “Los enfermos de EPOC pueden ponerse graves y ser más propensos a las infecciones si contraen resfriados o gripe”.
Pocas personas saben que se puede contraer tos ferina en la edad adulta aunque se esté vacunado. La infección es muy contagiosa, pero se puede tratar con antibióticos.