La mala noticia: El estrés, la incertidumbre y la ansiedad reinan en infinidad de hogares de todo el mundo ante el aislamiento por la pandemia. La buena: existe una práctica (que además conoces y puede ser que hasta domines) que puede aclararte dilemas, ofrecerte respuestas, transformar tus miedos y traerte una buena dosis de calma: escribir.
En momentos de crisis el pensamiento puede estar desordenado, así que el diálogo interno a través de la escritura permite poner en perspectiva los problemas o situaciones de una forma estructurada, honesta y sin censura.
Plasmar emociones y pensamientos en papel propicia que tomemos distancia de ellos y podamos manejarlos de mejor manera.
El psicólogo social James Pennebaker realizó estudios con supervivientes de trágicos sucesos como el atentado del 11 de septiembre en Nueva York o el terremoto de San Francisco de 1989. “Descubrimos que quienes habían mantenido en secreto sus vivencias personales más dolorosas tenían mayor potencial de enfermar”.
Escribir un diario entrena al cerebro para ser más ordenado. Cuando escribes tus metas el cerebro las cataloga como acciones importantes.
Tales investigaciones han sido muy fructíferas y han demostrado la utilidad de la escritura en diversos indicadores de salud. Ahora se sabe que la escritura de las propias experiencias posee un poder terapéutico.
Puedes tomar cualquier cuaderno o elegir una libreta específica. También puedes escribir de manera digital con la ayuda de Word o de otro procesador de texto o echar mano de alguna app en tu smartphone.
Elige la opción que sea más fácil para que tengas continuidad.
Para crear un poco más de apego decorarlo es una buena idea; darle tu toque personal con recortes, estampas o papel decorado logrará que te sientas más atraído a usarlo.
Se trata de crear un hábito, dicen los especialistas, así que recomiendan que tengas un espacio en donde te sientas a gusto para escribir y explayarte sin presiones.
Algunos especialistas recomiendan escribir entre cinco y 15 minutos y otros dicen que basta con un par de minutos para realizar la introspección y hacer un balance al final del día.
Quienes recomiendan unos cuantos minutos explican que no se trata de hacer un resumen del día, sino más bien un reflejo de las emociones vividas. Se trata de identificar los asuntos relevantes. Aunque tal vez no escribas a diario, trata de ser constante.
Otra alternativa es tener tu diario siempre a la mano para escribir cuando tengas ganas.
Si tal vez no quieres empezar a detallar tus días, puedes empezar escribiendo tus reacciones frente a los eventos mundiales actuales, enlistar cosas por las que estás agradecido o tus virtudes o sobre la última decisión de la que te arrepientes.
Y aunque se trata de escribir, siéntete en la libertad de hacer bocetos o pegar recortes.
Procura colocar en la parte de arriba la fecha, el lugar y si quieres la hora en la que escribiste. Usa los elementos que puedan ayudarte a refrescar tu memoria años más tarde.
Fuentes: Facultad de Psicología, Universidad de La Laguna, Tenerife, Islas Canarias, España y Psicopedia.
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