Escuadrón Suicida
La formación de un equipo integrado por los supervillanos encarcelados más peligrosos del mundo. Lo más aburrido de la película Escuadrón Suicida, dirigida por David Ayer con algún desgano, es su comienzo: la exposición...
La formación de un equipo integrado por los supervillanos encarcelados más peligrosos del mundo.
Lo más aburrido de la película Escuadrón Suicida, dirigida por David Ayer con algún desgano, es su comienzo: la exposición de sus personajes por “flash- backs”. Se trata de un esbozo, sin ninguna profundidad de conductas, por lo que debemos esperar buen rato para que la trama comience.
Al punto, aparece una mujer manipuladora, fría y capaz de asesinar en nombre del “bien”. Con esas características, resulta personaje muy mal diseñado. Es plano y harto superficial, concebido por el filme de manera racista y misógina; sin embargo, es peor la actuación de Viola Davis, a quien le resbala el personaje.
Es ella quien convence al gobierno de Estados Unidos para integrar un escuadrón con sujetos paranormales (unos más que otros), villanos de la más alta villanía, crueles por naturaleza, para que, obligados por razones determinadas, actúen en defensa de su país y del mundo.
Luego vemos, durante el trayecto narrativo, distintos procesos dramáticos a partir de esos personajes “malos” convertidos en salvadores del mundo. El relato se sostiene con ellos, pero están tan mal definidos y peor interpretados que queda poco por esperar. Dentro de la tesitura de la película se cumple la advertencia de Francis Bacon: “El malo, cuando se finge bueno, es pésimo”.
La historia es débil, sin un punto dramático sólido y con cierto humor barato y metido a la fuerza. El filme se queda a medio camino entre su corrección visual (colorida esta vez) y la pretensión de contar bien su historia (lo que no logra por ausencia de una estructura coherente).
Por ahí, el filme subraya sus errores y no lo mejor de sí mismo. Como decía Montaigne: “Nadie está libre de decir bobadas, lo malo es decirlas con énfasis”. De ahí su repertorio de canciones sin relación con el argumento, como tiradas con arco y sin puntería. Está mejor su música incidental o mimética. El exceso de planos para algunos personajes contrae el sentido coral del filme.
Agreguen amores bufos con la presencia de un Guasón que da pena ajena y la repetida presencia –al hastío– de la señorita Quinn con su bate, gestos y trasero. La dirección de arte y la fotografía salvan al filme del desastre (por rescatar algo bueno).
Sobre la marcha, Escuadrón Suicida sufrió cambios obligados por la producción. Se dice que hay otra versión más oscura y poco cómica. Esta que se exhibe aquí no me animo a recomendarla, aunque los fans la disfruten, y menos con las ondas místicas que le dan a la antagonista de la historia que aquí no puedo revelarles.