Espanta al Alzheimer con vino y granos enteros
La calidad en la dieta alimenticia impacta la salud cerebral y las funciones cognitivas a nivel vascular y de conexiones sinápticas.
Esto repercuten en problemas motores, de memoria y atención, así como en enfermedades mentales propias de la edad adulta.
“Nunca se piensa en la condición del encéfalo como sí se hace con otros órganos, debido al desconocimiento de que una nutrición deficiente por años o décadas puede generar diversos padecimientos” precisó Kioko Rubí Guzmán Ramos, profesora-investigadora del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Una mala alimentación incide en el estado del cerebro, que la investigadora definió como un miembro que instrumenta todas las funciones mentales, por lo que “un descuido en su salud podría reflejarse en algún tipo de padecimiento periférico” y provocar problemas de deterioro cognitivo leve –pérdida de memoria– y en caso extremo Alzheimer, demencia vascular o síndrome de korsakoff –producida por el consumo de alcohol– y padecimiento asociado a la malnutrición.
Existen hábitos alimenticios que protegen el corazón de enfermedades obstructivas o previenen la progresión de la diabetes. Esto no es novedad para nadie pues está avalado por infinidad de estudios alrededor del mundo.
Pero que estos mismos hábitos pueden potencialmente detener la aparición de demencias seniles —que hacen perder las capacidades de reflexión, memoria e individualidad a las personas de la tercera edad—, como la enfermedad de Alzheimer, es también una realidad demostrada por diferentes estudios.
Esas investigaciones plantean que la Dieta Mediterránea, DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) y la MIND (Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay) funcionan para este objetivo: detener el deterioro intelectual en la vejez.
“Estas dietas son altas en frutas y vegetales; alguna de ellas es generosa en nueces, legumbres y privilegian el consumo de granos enteros”, señala Heidi Wengreen, especialista en nutrición en la Universidad Estatal de Utah.
Una ventaja de la Dieta Mediterránea es el uso masivo del aceite de oliva, una grasa insaturada que, junto con las nueces, ha demostrado mejorar las habilidades intelectuales de personas de la tercera edad.
Una noticia estupenda: las dietas para un cerebro sano incluyen dosis “moderadas” de vino. Como ya se sabe: una copa diaria para las mujeres y dos para los hombres. Por supuesto, no se vale juntarlas en el fin de semana porque consumidas así resulta contraproducente.
Sobre los productos de origen animal, la Dieta Mediterránea es baja en huevos, carne roja y leche, pero cuenta con una gran variedad de lácteos como el yogurt o los quesos poco grasos.
La DASH permite consumir lácteos bajos o sin grasa y no permite la sal de ninguna manera. La dieta MIND toma alimentos de ambas dietas, pero alimentos que hayan demostrado –en estudios- ser benéficos para el cerebro.
“Hay evidencia de que los vegetales de hojas verdes son muy importantes para el cerebro, por eso prescribimos un plato de estos vegetales una vez al día o más, si se puede”, dice Martha C. Morris, que desarrolló MIND con sus colegas del Centro Médico Rush en Chicago. Esta dieta también aprovecha las propiedades de las moras porque han demostrado su aporte en la salud cerebral.
Para potenciar el conocimiento deben realizarse actividades mentales –lecturas y estudios– y físicas de manera regular, para alcanzar niveles de grasa corporal saludables que generen el aumento de la circulación sanguínea y la eliminación de neurotoxinas dañinas.
Por lo tanto, si quieres llegar con tu inteligencia, memoria y sagacidad a la tercera edad, ya lo sabes: granos enteros, frutas, vegetales, aceite de oliva, pocas carnes, lácteos bajos en grasa, una buena copa de vino y actividades mentales asegurarán que vivas lúcido conforme pasen los años.
¿Crees que tu dieta ayude a tu organismo a llegar en buenas condiciones a la tercera edad?