El diente de león es una de las plantas silvestres más conocidas. Aunque es originaria de Europa y Asia, actualmente es posible hallarla en todo el mundo. Amargón, borraja, cerraja, chicoria, chinita, lechuguilla, son algunos de sus nombres.
Es apreciada por el valor medicinal de sus raíces, pues con ellas se elaboran preparaciones farmacéuticas y alimenticias.
Pero también se siembra con fines culinarios: sus hojas levemente amargas (señal de que tiene una alta concentración en fitonutrientes) son muy apreciadas crudas en ensaladas. Tanto las flores, las hojas como las raíces de esta planta son comestibles.
Esta planta es un alimento inusualmente nutritivo, pues contiene niveles sustanciales de vitaminas A, C, D y complejo B así como hierro, magnesio, zinc, manganeso, cobre, colina, calcio, boro y silicio… ¡Es más nutritiva que la col rizada o las espinacas! Media taza de hojas de diente de león contiene más calcio que un vaso de leche.
Por todos esos nutrientes, las hojas de diente de león se recomiendan como suplemento alimenticio.
Históricamente se le ha considerado una sustancia benéfica para el hígado, aunque de una forma no especificada.
Tradicionalmente se ha usado en enfermedades que se creía eran causadas por afecciones hepáticas como estreñimiento, dolores de cabeza, problemas oculares, gota, problemas de la piel, fatiga y furúnculos.
Por ello, algunos médicos naturopáticos modernos creen que el diente de león ayuda en la “desintoxicación” o “limpieza” del hígado y la vesícula biliar.
Este concepto ha llevado a la sugerencia adicional de que el diente de león reduce los efectos secundarios de los medicamentos procesados por el hígado.
No obstante, mientras los estudios preliminares sugieren que la raíz del diente de león estimula el flujo de la bilis, todavía no hay evidencia científica significativa de que este efecto observado lleve a cualquiera de los beneficios descritos anteriormente, explica la Sociedad de Urología del Oeste de Nueva York.
Basado en el efecto de la raíz del diente de león sobre la secreción de bilis, autoridades de salud alemanas han recomendado que no sea usada por individuos con obstrucción de los ductos de la bilis u otras enfermedades de la vesícula biliar y sólo bajo supervisión médica para quienes padecen cálculos biliares.
Se cree que la raíz y hojas del diente de león son bastante seguras, sin ningún efecto secundario ni probables riesgos además de reacciones alérgicas raras.
El diente de león está en la lista GRAS (siglas en inglés para, generalmente reconocidos como seguros) de la FDA y aprobado para el uso como un saborizante alimenticio por el Council of Europe.
Pero se recomienda cuidado:
Y es que aunque es una planta de uso muy antiguo y continuo, algunas de sus aplicaciones se han validado experimentalmente, así que quedan pendientes investigaciones que corroboren científicamente varias de sus acciones biológicas.
Las hojas de la achicoria son similares a las espinacas. Puedes cocinarlas o añadirlas crudas a las ensaladas. También puedes hacerte infusiones. Basta con una infusión diaria de diente de león para estimular y desintoxicar al organismo. (Estas infusiones pueden ayudarte con diferentes malestares).
Una dosis típica de raíz de diente de león es de 2 a 8 gramos tres veces al día. Si es un extracto 1:5 puede ser de 250 mg de 3 a 4 veces al día o de 5 a 10 ml tres veces al día de una infusión.
Las flores pueden encurtirse con sal y vinagre, freírse o añadirse a ensaladas, dando un toque de color y sabor diferentes. La raíz de la planta se tuesta y se consume en infusión y se le considera un buen sustituto de la cafeína.
Pero lo más cómodo es tomarla como suplemento alimenticio, pues se consigue en cualquier época del año y se evita su sabor amargo.
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