Esta terapia ayuda y divierte a niños con problemas mentales por encierro
Después del confinamiento la salud mental en los niños se ha deteriorado. Pero hay una herramienta que puede dar excelentes resultados.
La pandemia de covid-19 está pasando una factura muy alta en la salud mental de niños y jóvenes, según un nuevo informe divulgado hace unos meses por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Ya antes de la pandemia, más de uno de cada siete niños y adolescentes de entre 10 y 19 años en el mundo padecía algún trastorno mental diagnosticado y 46,000 se suicidaban anualmente, situación que se ha agravado con la emergencia sanitaria, advierte el estudio.
La atención a la salud mental infantil debería ser una prioridad para los gobiernos del mundo. Existen infinidad de abordajes y herramientas que son adecuadas, efectivas y avaladas por la ciencia.
El neurofeedback es un instrumento que comenzó a usarse en la década de los sesenta con excelentes resultados en, principalmente, problemas de ansiedad, de atención y en convulsiones. Ahora es una herramienta que, apoyada con la terapia cognitivo conductual, funciona de manera efectiva para:
La terapia de neuroretroalimentación, también conocida como neurofeedback, podría decirse que consigue dar instrucciones al cerebro en su mismo lenguaje. Con el neurofeedback, el cerebro se hace consciente de sus propias funciones cerebrales e introduce un elemento de control para mejorarlas.
Las sesiones son monitorizadas por un terapeuta, quien le coloca uno o más electrodos en el cuero cabelludo y en los lóbulos de las orejas al infante, quien permanece sentado cómodamente frente a un monitor.
Los electrodos funcionan como sensores que recogen la información sobre la actividad eléctrica cerebral, la cual pasa a un programa informático, lo que permite analizar el patrón de ondas cerebrales en tiempo real.
Lo que el infante verá en la pantalla se parece a un videojuego, pero en realidad son sus ondas cerebrales, las cuales tienen que ser movidas con la mente. No se usan teclados o joysticks.
Cada vez que su patrón de ondas cerebrales se acerca al patrón objetivo, se anota la marca. A lo largo de la sesión se le informa al chico sobre sus resultados y su rendimiento en la actividad, para que modifique su actividad cerebral en función del objetivo/recompensa. Se trata de que lleve la onda cerebral a su equilibrio.
“El cerebro aprende lo que tiene que hacer y la persona también está consciente del proceso que está llevando a cabo” explica Sandra Schaffer, quien cuenta con una maestría en Problemas de Aprendizaje y Lenguaje y Diagnóstico Diferencial.
Es un proceso de autorregulación. El individuo aprende qué tiene que hacer para regularse y eso es permanente, que es la diferencia con un fármaco que solo funciona mientras se toma.
El neurofeedback es una herramienta que ayuda a la salud mental de los niños sin tener que entrar directamente al uso de un fármaco, pues está destinado a la adquisición de autocontrol sobre determinados patrones de actividad cerebral y la aplicación de estas habilidades en las actividades de la vida diaria.
Este tratamiento no invasivo, que se realiza a través de un sistema de computadoras, no es doloroso y tiene logros permanentes. No es un tratamiento que se administre por un periodo y se tenga que regresar después para un reforzamiento, precisa Schaffer, quien cuenta con una especialidad en Neurociencias.
Lo que se hace es que se regulan las ondas cerebrales que son las causantes de estos desequilibrios. Para ello se hace una evaluación inicial mediante un electroencefalograma, un mapeo digital y una prueba computarizada.
Estas pruebas ayudan a entender los desequilibrios y en qué parte de la corteza cerebral están.
“Pueden venir varias personas con un problema similar, pero a cada una se le da un abordaje diferente dependiendo de los estudios. La herramienta funciona igual para todos en la aplicación, pero el protocolo es diferente. La colocación de los electrodos en la cabeza depende de ese protocolo” explica Sandra Schaffer.
Es un proceso que toma más tiempo que un fármaco, porque es un proceso de aprendizaje, es una gimnasia cerebral.
En México el tratamiento inicial es el fármaco, así que nos hemos topado con que los médicos, sobre todo los neurólogos, le dicen a los papás que el neurofeedback no está científicamente comprobado, pero existen infinidad de estudios a lo largo de décadas que comprueban su efectividad y, sobre todo, que no tiene ningún efecto adverso.
“No pasa nada porque todo el trabajo lo hace el niño, mientras que sí se ven infantes con problemas derivados de la medicación” comenta la directora de la Fundación Neurociencias para el Desarrollo Integral del Individuo.
Aquí solo se estimula al cerebro para que entre en homeostasis, es decir, en equilibrio.
Aunque los efectos benéficos del neurofeedback empiezan a verse después de las 20 sesiones, es decir, entres seis y ocho meses en la mayoría de los casos, podría decirse que es un corto tiempo. “Llega gente que se ha medicado por décadas sin buenos resultados”.
Aquí solo se requiere cierta regularidad; lo ideal serían dos veces a la semana. “Es como si fueras al gimnasio a trabajar los músculos del cuerpo” cuenta Schaffer, directora del Centro Psicoaprende.
La salud mental suele dejarse en segundo término; primero atendemos los problemas orgánicos, pero debemos entender que la salud mental es tan o más importante, pues la salud mental nos puede crear un problema orgánico.
“Nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros sentimientos impactan mucho en nuestra salud en general, así que no debemos dejarlo a un lado y pensar que se resuelve solo; más vale evaluar y descartar que llegar a una crisis que haga más difícil la resolución de la situación” finalizó la especialista.