¿Estás seguro que confías en tu memoria?

Piensa en algún suceso que impactó al mundo y cómo te enteraste de él; por ejemplo, los atentados suicidas en el metro de Londres en 2005, la muerte de la princesa Diana en 1997, o la llegada del hombre a la Luna en 1969.

¿Recuerdas haber visto cómo se estrellaban dos aviones en el World Trade Center de Nueva York el 11 de septiembre de 2001? ¿O la secuencia de un avión de El Al estrellándose en un edificio de apartamentos en Amsterdam en 1992?

Nuestros recuerdos de esos acontecimientos parecen imborrables: después de todo, los vimos con nuestros propios ojos.

¿En verdad lo hicimos?

En un sorprendente número de casos, lo que la gente dice recordar de catástrofes como la de las Torres Gemelas en realidad nunca ocurrió.

Melanie Barnes, instructora en un gimnasio neoyorquino, recuerda haber visto con horror las imágenes televisivas del primer avión de American Airlines que se estrelló en el World Trade Center, mientras se arreglaba para ir a trabajar. “Nunca lo voy a olvidar”, dice.

“El avión se partió por la mitad en la torre norte, y estalló en llamas y humo. Todo mi cuerpo se paralizó. Tenía amigos que trabajaban allí”. Pero Melanie nunca pudo haber visto esa imagen.

No hubo una transmisión en vivo del primer avión estrellándose en la torre; la primera cobertura televisiva fue del segundo ataque. No fue hasta más tarde ese día, después de los dos atentados, cuando se televisó un video del primer ataque (filmado involuntariamente por alguien que estaba en el centro de Manhattan).

De igual forma, nunca hubo una cobertura en vivo del avión de El Al estrellándose en un edificio en Amsterdam: las televisoras sólo pudieron filmar el feroz incendio que se desató y las operaciones de rescate.

Estudios recientes han revelado intrigantes hallazgos sobre los trucos de la memoria humana. Al parecer, los “falsos recuerdos” de sucesos importantes son muy comunes.

Cuando la investigadora Kathy Pezdek interrogó a los neoyorquinos sobre sus recuerdos del 11 de septiembre, 73 por ciento de ellos dijeron —como Melanie Barnes— haber visto imágenes televisivas en vivo del primer atentado aéreo esa mañana. El presidente Bush aseguró lo mismo.

Y cuando Hans Crombag, un profesor de leyes holandés, entrevistó a un grupo de personas 10 meses después del accidente del avión de El Al, 60 por ciento de ellas dijeron haber visto la tragedia en vivo por televisión; muchas hicieron descripciones detalladas del accidente, pero no pudieron haberlo visto.

Como resultado de esos estudios, ahora se cuestiona seriamente la teoría de que los “recuerdos vívidos” de los sucesos son registros fácticos muy parecidos a una foto o un video.

Los recuerdos cambian con el tiempo

En enero de 1986, un día después de la explosión del transbordador espacial Challenger durante el despegue, 106 personas respondieron un cuestionario sobre cómo y dónde oyeron la noticia.

Al cabo de tres años se localizó a 44 de ellas para preguntarles lo mismo. Veinticinco por ciento respondieron mal las preguntas originales, pero insistieron en que sus recuerdos eran correctos.

Un hallazgo más perturbador es que podríamos tener recuerdos de experiencias personales que nunca ocurrieron en realidad. Elizabeth Loftus, una de las principales investigadoras de la memoria en el mundo, ha conducido muchos experimentos para probar con qué facilidad se pueden implantar en adultos supuestos recuerdos de infancia, entre ellos los de incesto y abuso sexual.

En un estudio, a voluntarios de entre 18 y 53 años se les dieron folletos que contenían relatos de recuerdos infantiles reales contados a los investigadores por familiares de esas personas. Entre esos relatos, los investigadores insertaron un episodio falso sobre un extravío a los cinco años de edad en un centro comercial. Veintinueve por ciento de los voluntarios dijeron recordar el episodio falso. En entrevistas posteriores, siguieron sosteniendo que recordaban haberse perdido en un centro comercial; algunos incluso mencionaron detalles adicionales de su traumática experiencia imaginaria.

 

Más información sobre este tema en: Selecciones México, marzo 2011, pág 63

Alix Kirsta/Foto: 123 RF

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