Una nueva investigación de la Universidad de Maryland reveló una conexión intrigante entre un ejercicio que quizás ya te guste y una función cerebral mejorada en la vejez.
En una era en la que la enfermedad de Alzheimer es una preocupación creciente entre la población que envejece, un nuevo estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Maryland ofrece un rayo de luz. La investigación, publicada en el Journal of Alzheimer’s Disease Reports en mayo de 2023, revela que caminar regularmente puede fortalecer significativamente las conexiones dentro y entre tres redes cerebrales vitales.
Este estudio sugiere que el ejercicio puede mejorar la memoria y la función cognitiva, particularmente en adultos mayores con deterioro cognitivo leve (DCL), que a menudo precede a la enfermedad de Alzheimer. El estudio se suma a la creciente evidencia de que la actividad física no solo es buena para el cuerpo, sino que también es un componente esencial de la salud del cerebro.
Un tipo particular de ejercicio pareció mostrar avances alentadores.
El estudio, dirigido por J. Carson Smith, PhD , profesor de kinesiología de la Universidad de Maryland, examinó la actividad cerebral y la memoria de 33 participantes de entre 71 y 85 años. Estos individuos, algunos con una función cerebral normal y otros diagnosticados con un deterioro cognitivo leve, se sometieron a un programa de 12 semanas que incluía caminar en una cinta rodante supervisada cuatro días a la semana, y cada sesión duraba 30 minutos.
Para evaluar el impacto del ejercicio en la función cognitiva, se pidió a los participantes que leyeran y recordaran una historia corta antes y después del régimen de ejercicio. Además, se utilizó resonancia magnética funcional (fMRI) para medir los cambios en la comunicación dentro y entre tres redes cerebrales críticas: Red de modo predeterminado (DMN), Red frontoparietal y Red de prominencia.
El modo predeterminado Red está activo cuando la mente está en reposo, como cuando sueñas despierto o piensas en eventos pasados y futuros. Está estrechamente conectado con el hipocampo, un área del cerebro que se encuentra entre las primeras afectadas por la enfermedad de Alzheimer.
La red Frontoparietal involucra la toma de decisiones y la memoria durante la realización de tareas.
Esta red cerebral monitorea el mundo y los diversos estímulos que encontramos. Actúa como un filtro que discierne, decidiendo qué es lo suficientemente importante como para prestarle atención. Además, nos ayuda a cambiar entre diferentes redes cerebrales según sea necesario, asegurando que el cerebro funcione de la mejor manera.
¿Los resultados? Eran prometedores. Después de 12 semanas, los participantes mostraron mejoras significativas en las habilidades para recordar historias. Además, la actividad cerebral era más fuerte y estaba más sincronizada, especialmente dentro de la DMN y Salience Network. Según el Dr. Smith en un comunicado de prensa de la universidad, esto indica que el ejercicio puede inducir la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse, lo que podría ser particularmente beneficioso para las personas con deterioro cognitivo leve.
Los hallazgos de este estudio no solo son alentadores sino que también conllevan inmensas implicaciones sociales. A medida que la población mundial envejece, se espera que aumente la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia . Esta investigación destaca el potencial del ejercicio regular, incluso en forma de simple caminata, como una intervención no farmacológica para combatir el deterioro cognitivo.
El Dr. Smith explicó: “Históricamente, las redes cerebrales que estudiamos en esta investigación muestran un deterioro con el tiempo en personas con [deterioro cognitivo leve] y enfermedad de Alzheimer”. Agregó que estas redes cerebrales se desconectan, lo que conduce a una pérdida del pensamiento y la memoria claros.
El fortalecimiento de estas conexiones a través del ejercicio ofrece la esperanza de que la actividad física pueda estabilizar o incluso mejorar la función cognitiva en personas con deterioro cognitivo leve. A largo plazo, esto podría retrasar potencialmente su progresión a la demencia de Alzheimer.
En el futuro, es esencial continuar investigando los efectos del ejercicio en la salud del cerebro , centrándose en establecer regímenes de ejercicio óptimos y comprender los mecanismos subyacentes. Además, las iniciativas de salud pública deben enfatizar la importancia de la actividad física como parte de un enfoque holístico de la salud cognitiva en adultos mayores.
La conexión entre el ejercicio físico y la función cognitiva es innegable, e incorporar la actividad física regular a tu estilo de vida puede ser un poderoso aliado en la lucha contra la enfermedad de Alzheimer y el deterioro cognitivo.
Tomado de rd.com This Popular Exercise May Delay Onset of Alzheimer’s Disease, Says New Study
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