La clave está en cómo percibe la comida nuestro cerebro. Aunque a todos nos encanta el sabor de la comida deliciosa, comer sano no es tan fácil en la práctica como parece en la teoría. La mayoría de los que hacen dieta se quejan de la falta de variedad cuando intentan comer más sano. A menudo, los platos que tienen un sabor increíble son malos para nosotros y viceversa.
Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania descubrió un método científico para seguir disfrutando de una comida deliciosa sin añadirles sal y azúcar.
Encontrar un nuevo enfoque
Todo nació como una forma de combatir el creciente aumento de enfermedades cardiovasculares. ¿Podría haber una manera de reducir los niveles de grasas saturadas, sodio y azúcar sin perder el atractivo para los consumidores?
“La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte a nivel mundial, y limitar la ingesta de grasas saturadas y sodio son recomendaciones clave para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad“, explicó Kristina Petersen, profesora asociada de ciencias nutricionales en Penn State.
“Sin embargo, sabemos que una de las barreras clave para reducir la ingesta de estos ingredientes es el sabor de la comida. Si quieres que la gente coma alimentos saludables, tienen que saber bien“.
El método
Los científicos exponen que con un simple truco de preparación podemos reducir drásticamente la grasa, el sodio y los azúcares añadidos. Tenemos la capacidad de mantener el delicioso sabor de un brownie eliminando al mismo tiempo cualquier componente poco saludable que contribuya al perfil de sabor, como el azúcar.
“El objetivo de nuestra investigación fue modelar el impacto del uso de hierbas/especias como potenciadores del sabor al reducir los componentes dietéticos consumidos en exceso en alimentos de consumo común y evaluar la aceptación de estas reformulaciones mejoradas en el sabor”. Aclara Petersen, en el trabajo que ha sido aceptado para su publicación en la revista Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics.
Para ello, los investigadores utilizaron los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición para identificar 10 de los alimentos más populares que suelen tener un alto contenido de sal, azúcares añadidos y grasas saturadas. Entre ellos estaban el pastel de carne, los macarrones con queso y los brownies.
¿Cómo fueron las recetas?
A partir de aquí, contaron con expertos cocineros para probar distintas versiones de estas recetas jugando con los ingredientes:
- Una de las versiones contenía las cantidades habituales de grasas saturadas, azúcar y sal utilizadas en estas recetas.
- La segunda versión eliminó el exceso de grasas saturadas, azúcar y sal.
- La tercera versión contó con el mismo perfil de nutrientes que la segunda receta, pero sumándole hierbas y especias como ajo en polvo, semillas de mostaza molidas, cayena, comino, romero, tomillo, canela o extracto de vainilla.
Así, por ejemplo, en los macarrones con queso sustituyeron la mantequilla con sal por mantequilla sin sal y redujeron también la cantidad de gramos empleados en un 75%, cambiaron la nata por leche desnatada y reemplazaron parte del queso por queso bajo en grasa, eliminando a su paso la sal también. A cambio, le añadieron cebolla en polvo, ajo en polvo, semillas de mostaza molidas, pimentón y cayena.
¿Cómo sabían estas nuevas recetas?
Para comprobar los resultados de las versiones saludables de las recetas en comparación con las tradicionales, los investigadores realizaron pruebas de sabor a ciegas de las 10 recetas objeto del experimento. Los participantes evaluaban las tres versiones de cada plato anotando sus impresiones a ciegas acerca del sabor.
La mayoría de las recetas resultaron ser un éxito, y los voluntarios del estudio (que actuaron como catadores oficiales) informaron de que preferían la versión más sana del plato a la original, o al menos les gustaba tanto como la tradicional.
Esto ocurrió con los brownies, el pollo a la crema, la tarta de manzana, la carne de taco y el pastel de carne, demostrando que las preparaciones más sanas eran tan atractivas para los comensales como las que contenían azúcar, sal y grasas.
- Los únicos que no obtuvieron la aprobación fueron la pizza y los macarrones con queso.
Los investigadores confían en que los resultados podrían ofrecer un camino hacia el desarrollo de versiones más saludables de nuestras comidas favoritas. Que sean tan satisfactorias como las originales.
¿Qué opinas? ¿Alguna vez has intentado hacer versiones más saludables de tus platillos favoritos?
Con información de Alimente