En México, más de la mitad de los adultos mayores de 20 años enfrentan la prevalencia del consumo de alcohol. Este trastorno, que va más allá de la “falta de voluntad”, “secuestra” varias regiones cerebrales. Pero, ¿y si la solución no estuviera en la fuerza de voluntad, sino en el propio cerebro? Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) están explorando una técnica innovadora: la estimulación magnética transcraneal, que busca “apagar” el antojo de alcohol.
La Dra. Alejandra López, investigadora de la UNAM, explica que la evidencia científica ha evolucionado: “Hace dos décadas se pensaba que el consumo de alguna sustancia era falta de voluntad, pero la evidencia apunta a que radica más bien en estos cambios y secuestros cerebrales del sistema de recompensas”. Esta nueva perspectiva abre puertas a tratamientos enfocados directamente en la actividad cerebral.
La ciencia detrás del antojo: Acelerador y freno
El neurobiólogo Eduardo Garza Villarreal detalla que la adicción funciona con dos mecanismos clave en el cerebro:
- El “acelerador”: Ubicado en la amígdala y regiones profundas como los ganglios basales. Este mecanismo se activa en exceso, promoviendo el “antojo” y dificultando detener el consumo.
- El “freno”: Son las zonas prefrontales del cerebro. Cuando estas no funcionan correctamente, la capacidad de interrumpir el consumo se ve comprometida.
La hipótesis que sustenta esta nueva terapia es que la estimulación magnética de ciertas regiones puede mejorar este “freno” o, alternativamente, disminuir directamente el “antojo”. Ambas teorías son válidas y se aplican en la investigación. Esta técnica, que propicia la “neuroplasticidad”, ha sido estudiada durante una década para tratar adicciones a sustancias como cocaína, metanfetamina, fentanilo, y también en casos de depresión y ansiedad.
¿Qué es y cómo funciona la Estimulación Magnética Transcraneal (EMTr)?
La investigación de la UNAM, liderada por Alejandra López en el Instituto de Neurobiología, se centró en 48 personas de entre 25 y 59 años con dos meses de abstinencia y sin padecimientos neuropsiquiátricos como la esquizofrenia.
El tratamiento consiste en colocar una bobina sobre el cuero cabelludo del paciente. Esta bobina pasa corrientes eléctricas de 3,500 pulsos de estimulación magnética transcraneal repetitiva (EMTr). La dosis es un elemento clave y se define con precisión.
En un proceso que dura cuatro semanas, se determina la zona cerebral a estimular. Mientras el participante recibe los pulsos, se le muestran imágenes relacionadas con bebidas alcohólicas para monitorear la actividad cerebral ligada al antojo.
Los resultados preliminares son prometedores: “Aproximadamente el 80 por ciento de los participantes reportaron que en las primeras dos semanas disminuyeron su apetencia hacia el alcohol, y solo una tuvo una recaída”, subraya la Dra. López. Además, todos los miembros del grupo experimentaron una mejora en su “estado anímico”.
Es importante destacar que esta técnica es un “tratamiento en conjunto”, que complementa el acompañamiento psicológico y/o el uso de fármacos psicoterapéuticos.
Retos: Altos costos y falta de regulación
Aunque la estimulación magnética se perfila como una alternativa terapéutica prometedora para el trastorno de consumo de alcohol en México, enfrenta dos grandes retos:
- Altos costos: Los equipos estimuladores necesarios deben ser de alta potencia, lo que eleva su precio considerablemente. Una unidad puede costar entre 700 mil y 2 millones de pesos (aproximadamente de 37 mil a 106 mil 600 dólares).
- Falta de regulación: Actualmente, no existe un marco regulatorio claro para esta actividad en el sistema de salud mexicano. Esto ha permitido la distribución de estimuladores que se venden como terapéuticos sin serlo realmente, lo cual representa un riesgo para los pacientes.
Ambos expertos coinciden en la urgencia de establecer una regulación que garantice la seguridad y eficacia de estos tratamientos, al mismo tiempo que se buscan formas de hacerlos más accesibles.
Conclusión
La investigación de la UNAM sobre la estimulación magnética transcraneal ofrece una nueva esperanza en la lucha contra el alcoholismo, al proponer una vía para tratarlo desde su raíz cerebral. Si bien los resultados iniciales son muy alentadores, la implementación a gran escala de esta terapia en México requiere superar importantes obstáculos relacionados con su costo y la necesidad de un marco regulatorio.
Este enfoque nos recuerda que el alcoholismo es una enfermedad compleja con bases neurológicas, y que la ciencia sigue buscando soluciones innovadoras para quienes la padecen.
¿Qué piensas sobre esta nueva perspectiva para tratar el alcoholismo?