Investigadores estiman que más de 32 millones de personas en el mundo viven con enfermedad de Alzheimer, un tipo de demencia que afecta la memoria, el lenguaje, el aprendizaje y la capacidad de comunicarse.
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Aunque todavía no existe una cura, diversos estudios han demostrado que ciertos cambios en el estilo de vida, como hacer más actividad física, pueden disminuir el riesgo de desarrollar Alzheimer o ralentizar su avance.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature Neuroscience ha logrado explicar cómo el ejercicio protege al cerebro a nivel celular. Abriendo la puerta a nuevas estrategias de prevención y tratamiento.
¿Qué descubrieron los investigadores?
Científicos del Massachusetts General Hospital utilizaron una técnica llamada secuenciación de ARN de núcleos individuales (snRNA-seq) para analizar la actividad genética de las células cerebrales en modelos de ratones con Alzheimer.
Esta tecnología permite estudiar, célula por célula, cómo se comportan los genes en el cerebro, brindando una visión detallada del impacto del ejercicio en regiones clave como el hipocampo, donde se forman y almacenan los recuerdos.
Cambios positivos en células inmunes y vasculares del cerebro
El estudio reveló que la actividad física modifica la actividad de microglía (células inmunes del cerebro) y de un tipo específico de astrocito llamado astrocito neurovascular asociado (NVA) . Los cuáles son clave en la protección del sistema nervioso y en la barrera hematoencefálica, que filtra lo que entra y sale del cerebro.
“El ejercicio puede remodelar estos tipos celulares a nivel de expresión genética, aumentando sus propiedades neuroprotectoras”, explicó Christiane D. Wrann, neurocientífica y autora principal del estudio.
El gen ATPIF1 y la creación de nuevas neuronas
Uno de los hallazgos más importantes fue la identificación del gen ATPIF1, vinculado al metabolismo celular y a la producción de energía. Este gen juega un papel crucial en la neurogénesis, es decir, en la creación de nuevas neuronas.
“Estimular la neurogénesis puede proteger contra el deterioro cognitivo. Nuestro estudio muestra que ATPIF1 es un regulador clave de este proceso”, agregó Wrann.
¿Qué implican estos hallazgos?
Para los científicos, estos resultados representan una valiosa herramienta para desarrollar futuras terapias contra el Alzheimer dirigidas a tipos celulares específicos. Además, confirman con mayor precisión por qué el ejercicio tiene un efecto tan positivo en la salud cerebral.
El Dr. Gary Small, presidente del Departamento de Psiquiatría del Hackensack University Medical Center, destacó que estos hallazgos coinciden con la evidencia previa que asocia la actividad física con una menor inflamación cerebral y una mejor función cognitiva.
“Deterioro cognitivo y Alzheimer no son inevitables con la edad. Podemos reducir el riesgo mediante hábitos saludables”, señaló Small.
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Conclusión: el ejercicio es medicina para el cerebro
Este estudio ofrece una comprensión más profunda y específica sobre cómo el ejercicio influye en la salud cerebral. Desde la activación de genes beneficiosos hasta la mejora de la función de células clave, los beneficios van mucho más allá de lo visible.
La actividad física regular, incluso en etapas avanzadas de la vida, puede ser una estrategia poderosa. Para proteger la memoria, la concentración y la calidad de vida frente a enfermedades neurodegenerativas.