Por qué debes evitar las pastillas para dormir
Algunos expertos recomiendan que las pastillas para dormir se tomen como último remedio y sólo durante unas cuantas semanas.
Si sufres de problemas de sueño a corto plazo provocados por el jet lag o por algún suceso severamente estresante, como una muerte o separación de tu pareja, entonces tomar pastillas para dormir por unos días puede ayudarte a descansar.
Es fácil engancharse y correr el riesgo de volverse adicto de ellas a sólo dos semanas de empezar el tratamiento; justo en el momento en que se vuelven menos efectivas.
Otra dificultad es que sólo tratan los síntomas y no resuelven el problema del insomnio crónico. Una vez que las has empezado a utilizar se pueden convertir en un círculo vicioso.
El medicamento para dormir provoca, potencialmente, efectos secundarios como el mareo, hinchazón facial, dolor de cabeza, síndrome de alimentación nocturna y somnolencia continua al día siguiente.
El medicamento más comúnmente prescrito es la benzodiacepina. Esta clase de fármaco se prescribe el doble a mujeres que a hombres y con más frecuencia a los adultos mayores. Los nombres genéricos y de patente incluyen: alprazolam (Xanax®), clonazepam (Rivotril®), diazepam (Valium®), flurazepam (Dalmane®), lorazepam (Ativan®), temazepam (Restoril®), y triazolam (Halcion®).
Así que en vez de tomarte alguno de estos medicamentos, infórmate. La Clínica Mayo tiene un excelente diagrama que te muestra los diferentes tipos de pastillas que te pueden prescribir.
Tomado de: Stealth Health, Reader’s Digest, Canadá