Como evitar los malos hábitos de tu hijo

Propagar chismes

Compartir chismes y rumores es un pasatiempo irresistible en nuestra cultura, pero hablar mal de otros a sus espaldas no es solo grosero, sino que puede revertirse. Si escuchas que tu hijo está propagando chismes sobre sus compañeros, es importante detenerlos de inmediato, dice la pediatra Alison Mitzner.

“Es importante enseñarle a tu hijo a hablar con respeto sobre los demás”, afirma. Explícale que este hábito es irrespetuoso y que puede lastimar a alguien, y que a él no le gustaría que hubiera chismes sobre él. Ah, y asegúrate de ser un buen ejemplo en este tema, agrega.

Morderse las uñas

Esto abarca cualquier otro hábito que realice cuando se sienta nervioso, como tirarse del cabello, mordisquearse los labios o volver a chuparse el pulgar. Y es que muchas situaciones, incluyendo volver a la escuela, puede provocar mucha ansiedad en algunos niños. La doctora Mitzner sugiere estar alerta a cualquier señal de que tu hijo está demasiado nervioso.

“Si tu hijo parece estresado o siente ansiedad, no te limites a decirle no te preocupes, estás bien“, agrega. “Lo que siente es real, y debería saber que tiene derecho a sentirse así”. La propuesta es dejarlos hablar y después ayudarle a encontrar soluciones positivas y otras opciones para manejar su ansiedad.

Adicción a la tecnología

Muchas escuelas promueven la adicción a iPads, celulares y tablets desde que los niños son pequeños, dice la psicóloga infantil Nicole Beurkens. No solo promueven el uso de equipo electrónico en el salón de clases, sino que también permiten que consulten sus gadgets durante el almuerzo y el recreo, al grado que se convierte en el único entretenimiento de los niños durante sus tiempos libres, explica.

Suma los videojuegos o la televisión en casa y confirmarás que pasan la mayor parte del día pegados a una pantalla. Por suerte, la solución es sencilla aunque no indolora: desconéctalos… o al menos ponles algunos límites. No tienes por qué permitir que tu hijo lleve sus gadgets a la escuela y puedes determinar por cuánto tiempo pueden usarlos en casa.

Quejas crónicas

La escuela tiene un “algo” que provoca quejas constantes en casa. No importa si se trata de la tarea, del camión escolar o de la maestra: los niños siempre tendrán algo de qué quejarse. Puede volverse molesto y muchos padres tratarán de discutir con ellos. Pero de acuerdo con la doctora Beurkens, una mejor táctica es simplemente ignorarlos.

“Entre menor sea la respuesta que reciban a sus quejas, menos motivados se sentirán a continuar”, sugiere. Si tu hijo sigue quejándose, recomienda prestar atención a cuántos comentarios negativos hace durante cierto periodo de tiempo y proponerle reducir esa cifra. “Esto ayuda a que los niños se den cuenta de la frecuencia con la que se quejan, y el darse cuenta les ayudará a moderarse”, agrega.

Abusar de la comida chatarra

En casa les sirves alimentos saludables, pero en la escuela nadie los detiene si desean comer papas fritas y dulces. “En las tienditas escolares suele venderse todo tipo de comida chatarra, lo cual anula los hábitos saludables que les propones en casa”, dice la doctora Beurkens.

Cuando la comida está al alcance de los niños, pueden desarrollar el mal hábito de tomar malas decisiones nutricionales, y después se quejarán de que no haya papas fritas en casa”. Por desgracia, no puedes controlar lo que se vende en la tiendita escolar o lo que lleven otros niños, así que lo mejor es ignorar sus quejas y continuar ofreciendo únicamente alimentos saludables en casa, explica la doctora Beurkens.

Aprovéchalo como una oportunidad para platicar sobre la importancia de tomar buenas decisiones alimenticias.

Decir groserías

Es poco común el niño que no aprende palabras coloridas en la escuela, pero el que sea una fase normal en su desarrollo no significa que tengas que aguantarlo y que no haya formas de detenerlo. Decir groserías es un problema que se resuelve mejor en el momento en que ocurre, dice el psicólogo Joel Minden, del Centro Chico para Terapia Cognitiva Conductual.

“Conserva la calma, pregúntale dónde escuchó la palabra, si sabe lo que significa y por qué la está usando”, afirma. “Una vez que escuches su explicación, ayúdale a idear una forma distinta de expresar lo que está sintiendo”. En definitiva no recurras a castigos ancestrales como lavarles la boca con jabón, pues ese tipo de correctivo solo lo llevará al resentimiento y a que diga palabrotas con más frecuencia. En el ínter, sé comprensiva: hasta las personas más respetuosas dicen groserías de vez en cuando.

Copiar en el examen

Es el clásico “mal” comportamiento, pero los niños lo hacen por muchas razones que en su momento les parecen lógicas o razonables: quizá se sientan estresados por el examen, no comprendan el tema, o hayan sentido miedo de pedir ayuda, explica el doctor Minden. Y esa motivación puede representar una gran diferencia en cómo tratar el tema.

“Es importante que los niños experimenten las consecuencias lógicas de hacer trampa, como reprobar un examen o tener que repetir la tarea”, dice. Pero no te detengas ahí. Trabaja con tu hijo y con su maestra para que, en la próxima ocasión, se les motive a solucionar lo que provocó el error anterior, buscando mejores alternativas para cuando se sientan confundidos o incómodos, añade.

Decir bromas racistas

Los niños aprenden reglas sociales en la escuela, pero muchas veces no son aquellas que tú querrías y pueden traducirse en conductas sexistas, clasistas o racistas. Aunque tu primera reacción puede ser de enojo o decepción, no lo regañes y úsalo como una oportunidad para hablar sobre los valores que hay en la familia y cuál es la conducta socialmente apropiada, dice el doctor Minden.

“Explica cómo sus palabras pueden lastimar a otros”, dice. “Y enfatiza los mensajes clave que quieres comunicar: aquellos que reiteren valores y el respeto a las diferencias”. Y, añade, determina una consecuencia lógica si vuelve a ocurrir, como no pasar tiempo con sus amigos o quitarle sus videojuegos por un tiempo.

Molestar a otros niños

Nadie quiere pensar que su hijo es el abusón, pero la realidad es que la mayoría de los niños han molestado a otro al menos una vez. En lugar de pensar “mi hijo es incapaz de hacerlo”, escucha las acusaciones con seriedad y habla con tu hijo.

En muchos casos esa conducta es reforzada por otros chicos, así que explícale a tu hijo el daño que provoca con sus acciones, incluso aunque sus compañeros estén de acuerdo con él”, afirma el doctor Minden. “Después asegúrate de que no se repita. Dile a tu hijo que, si se repite, necesitarás hablar con su maestra”. Algunas veces molestar al otro se convierte fácilmente en bullying, que debe tomarse muy en serio y detenerse de inmediato.

Mirar pornografía

Una estadística del Novus Project afirma que, gracias a los smartphones y a las tabletas, la edad promedio de exposición a la pornografía se ubica entre los 8 y los 11 años, una edad mucho menor a cuando éramos niños. Esto significa que el tema ya no es si tu hijo verá pornografía, sino a qué edad lo hará… y el cómo lo manejes será crucial para el desarrollo sexual de tu hijo.

Cuando se trata de niños, la pornografía es ante todo un tema de seguridad, afirma el doctor Minden, y de inmediato debes comunicarte con tu escuela o con el otro padre de familia, si sabes qué alumno fue quien lo compartió. “Permanece tranquilo, explícale a tu hijo que la pornografía no es para niños y que puede lastimarlo”, recomienda. Después pregúntale si tiene alguna pregunta sobre lo que vio. “Es importante que tú, y no sus amigos, seas la fuente de su información sexual”, añade.

Insultarse a sí mismo

Nada rompe tanto el corazón de los padres como escuchar a su amado hijo calificarse como tonto, feo, gordo o cualquier otra crítica. Sin embargo, la escuela puede incrementar las inseguridades de los chicos, en especial si tu hijo es perfeccionista o sensible. Resiste al impulso de discutir con él y decirle que es hermoso, inteligente y maravilloso: de acuerdo con el doctor Minden, negarás preocupaciones que son muy válidas para ellos.

“Es mejor motivarlos a no compararse con los demás, a buscar juntos evidencia que desmienta esos pensamientos negativos, y darle más importancia al esfuerzo que a aquellos factores que no puede controlar”, recomienda. Compleméntalo brindándole oportunidades en las que puedan experimentar triunfos, como una clase de ballet o de su deporte favorito.

¿Cómo fueron tus vivencias con estos temas en la escuela? ¿De qué forma lo que tú viviste podría ayudar a tu hijo?

Tomado de rd.com How to Put a Stop to 11 Bad Habits Your Kid Might Learn in School

Staff

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