Las enfermedades gastrointestinales en México son de los problemas de salud más frecuentes en la población. Una de las más comunes que afecta a los adultos es el Síndrome de Intestino Irritable (SII), también conocido como colon irritable, y en los niños los trastornos gastrointestinales infecciosos por virus son los más frecuentes. Estos padecimientos desequilibran la microbiota intestinal.
En el siglo XIX se empezaron a descubrir los agentes causantes de las enfermedades infecciosas y hubo revelaciones sobre el papel que juegan las bacterias en los padecimientos. Ya desde entonces se intuía que existían bacterias benéficas para la salud humana.
“Se sabe que tan pronto como nace el ser humano se convierte en un hábitat rico en microflora” comenta la Dra. Patricia Ramírez, infectóloga pediatra y miembro titular de la Academia Mexicana de Pediatría.
La microbiota, antes llamada flora intestinal, es un conjunto de bacterias alojadas en el intestino; ahí conviven con el ser humano de una manera armónica, lo que promueve un sinnúmero de beneficios.
Cuando existe una alteración en la microbiota intestinal (disbiosis) por enfermedad propia del intestino o por sobrecrecimiento bacteriano, el balance se pierde.
Con esa disbiosis se originan múltiples manifestaciones gastrointestinales y extraintestinales como el Síndrome de Intestino Irritable, enfermedad de hígado graso no alcohólico y cáncer gastrointestinal, señaló la Dra. Flora Zarate, jefa del Servicio de Gastroenterología y Nutrición del Instituto Nacional de Pediatría.
Por el contrario, cuando la microbiota está equilibrada y sana mantiene y refuerza la función de la barrera intestinal y provee de nutrientes esenciales al cuerpo humano.
Además, desempeña un papel importante en los procesos metabólicos como el control de las grasas y del colesterol, la presión arterial y la glucosa.
La ciencia ha estudiado ampliamente el eje cerebro-intestino.
Este eje es bidireccional, es decir, existe comunicación desde el cerebro al intestino, pero también desde el intestino al cerebro, explica el doctor Enrique Coss Adame, especialista en neurogastroenterología y motilidad gastrointestinal.
Ejemplo de esto se encuentra en personas que tienen tensión, estrés o trastornos del ánimo como ansiedad y depresión.
Todo ellos influye en cómo algunos pacientes pueden regular adecuadamente su sistema digestivo, y cuando tienen estas enfermedades o estrés, se pueden exacerbar sus síntomas gastrointestinales como estreñimiento e intestino irritable.
Todos los microorganismos deben clasificarse, es un requisito fundamental para garantizar su seguridad y su eficacia, por ello, en el caso de los probióticos, debe saberse a qué cepas pertenecen.
Cada probiótico tiene un género dentro de su nomenclatura taxonómica. El género es aquel grupo de especies que tienen cualidades similares como, por ejemplo, los lactobacilos.
Además del género, cuentan con una especie, que es un grupo de cepas que comparten numerosas propiedades estables.
La cepa indica que esa población de microorganismos desciende de una única célula, y el fabricante lo lleva a un depositario internacional donde se le dará una designación alfanumérica de identificación.
“Si un probiótico tiene su número de cepa sin duda es un buen probiótico” especifica la Dra. Patricia Ramírez, infectóloga pediatra, miembro titular de la Academia Mexicana de Pediatría.
Los probióticos deben de cumplir con tres características:
¿Por qué es importante que sepamos cuál es el probiótico que nos conviene más? La importancia de conocer la nomenclatura de una cepa probiótica radica en los beneficios específicos para su correcta utilización.
Y es que la cepa bacteriana de una misma especie de probióticos pueden tener acciones, propiedades, características y efectos terapéuticos significativamente diferentes. “La cepa es específica para cada padecimiento” reitera Ramírez, miembro de la Asociación Mexicana de Infectología Pediátrica.
Aunque los probióticos actúan de diferentes maneras en el cuerpo, todos tienen en forma general la resistencia a la colinización, la producción de cadena de ácidos grasos de cadena corta y la regulación del tránsito intestinal.
A nivel de especie van a tener la producción de síntesis de vitaminas, refuerzo de la barrera intestinal y metabolismo de sales biliares.
Aquí es donde los probióticos entran al rescate de la microbiota, como el Lactobacillus paracassei CNCM I-1572, un nuevo probiótico de origen humano que llega al país para ayudar al equilibrio de la microbiota.
Su característica principal es la capacidad para adherirse a la mucosa del intestino delgado, producir ácido láctico, sobrevivir en condiciones de pH 3.0 en presencia de ácidos biliares.
El Lactobacillus paracassei CNCM I-1572 también modula la inmunidad, lo que contribuye a una respuesta más eficiente y rápida contra gérmenes infecciosos.
La importancia de este nuevo probiótico es que funciona como un complemento alimenticio de fermentos lácticos vivos indicado para recuperar, mejorar y equilibrar la microbiota intestinal ante males como diarrea aguda, disbiosis bacteriana, colitis ulcerosa, enfermedad diverticular, sobrecrecimiento bacteriano de intestino delgado y síndrome de intestino irritable.
Además de que este probiótico sobrevive al tránsito gastrointestinal y persiste en el intestino hasta tres días después de la ingesta, lo que promueve una mayor recuperación de la microbiota.
El origen humano garantiza una colonización intestinal duradera, que persiste en el intestino de los pacientes hasta una semana después de la última ingesta administrada.
Estos probióticos tienen más de 50 años en el mercado europeo, son altamente seguros y aumenta la producción de ácidos grasos de cadena corta en el intestino, lo que va a hacer que mejoren las actividades benéficas sobre la mucosa intestinal con una reducción drástica en varias patologías.
Estudios han demostrado que el consumo del Lactobacillus paracassei CNCM I-1572:
“Al ser un probiótico de origen humano nos asegura que va a llegar íntegro al intestino para brindar los beneficios al paciente que la terapia de probióticos promete” puntualizó Carlos Núñez, gerente de producto de la línea Gastro de Armstrong Laboratorios.
Los probióticos ayudan a mejorar la salud digestiva, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Por ello se recomienda acudir al médico para recibir una prescripción adecuada de estos suplementos cuando no se obtienen de los alimentos.
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