Entre los frutos secos más comunes como snack, se encuentran las pepitas de girasol, las almendras o los cacahuetes, pero pocas personas conocen la chufa, un tubérculo considerado un súper alimento por la cantidad de beneficios para el organismo.
El tubérculo de la chufa, cuyos orígenes se remontan al neolítico, es un alimento altamente nutritivo que puede consumirse directamente como fruto seco, al igual que si fueran cacahuetes, o también en bebida.
Según algunos estudios, una porción de almendras, que equivale aproximadamente a 23 nueces, posee menos cantidad de fibra que la chufa. Mientras estas tienen 10 gramos de fibra, la almendra tan solo tiene un tercio. Además, incluso las calorías son más bajas en estos orbes arrugados que en las almendras.
Se puede ingerir en crudo recién sacadas de la tierra, tostadas, o hervidas, aunque su consumo más extendido en España es en jugo, lo que se conoce como horchata, una bebida altamente nutritiva que algunos se han atrevido a posicionar por encima de la leche de vaca por su aporte de hierro, que es incluso mayor.
La chufa actúa en el organismo de una manera muy positiva, aunque quizá su efecto más destacado sea su alto contenido en fibra de almidón resistente, lo que la convierte en un buen aliado cuando queremos bajar de peso.
Se trata de un alimento eupéptico (dicho de aquellos que favorecen la digestión) ya que contiene un gran número de enzimas. Eso evita la flatulencia o el exceso de ventosidades.
Eso sí, las personas con sensibilidad a los alimentos con alto contenido de fibra podrían experimentar un mayor número de gases o hinchazón cuando se consume una gran cantidad, por lo que tendrían que moderar su consumo.
Si en lugar de tomar el tubérculo en grano prefieres tomar su jugo, te estarás tomando una de las bebidas más energéticas que existen en la actualidad. Los carbohidratos son su componente mayoritario.
En el imaginario colectivo algunas personas creen que eso les puede perjudicar para bajar de peso, pero sus hidratos de carbono no son a base de glucosa, sino de azúcares más complejos (sacarosa y almidón).
Además, la chufa es bastante asimilable en la mayoría de grupos sociales independientemente de la edad. Pueden consumirla tanto niños como ancianos.
Gracias a su contenido en almidón podría mejorar una infección viral que afecta al estómago. El almidón le brinda propiedades astringentes y de prebiótico, con lo que conjuntamente con los fermentos lácticos de las bacterias fermentativas actuaría como un simbiótico.
Además, tiene cierta utilidad en el tratamiento del síndrome del intestino irritable, ya que sería capaz de mejorar la diarrea, la flatulencia y la distensión abdominal por meteorismo.
También la toleran personas con gastritis.
La arginina es otro de sus componentes estrella. Facilita la cicatrización de las heridas y reduce el gasto energético en los estados hipercatabólicos, que se produce en algunas personas tras haber sufrido una agresión capaz de desencadenar reacciones inflamatorias, así como cambios neuroendocrinos responsables del aumento de las necesidades energéticas.
Por ello la arginina, es un componente esencial de las mezclas orales usadas en la nutrición enteral (un tipo de nutrición artificial utilizada en hospitales para que los pacientes puedan nutrirse) y precisamente, la horchata de chufa es una buena fuente de este aminoácido semiesencial.
Fuente: Sputnik
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