Mi mamá es costurera, y cierta vez a su taller entró una clienta acompañada de su hija, de cuatro años. La mujer empezó a explicarle cómo quería que confeccionara un vestido para la niña, y le pidió que no llevara mangas.
Al escuchar esto último, la pequeña preguntó:
—¿Y por dónde voy a sacar las manos?
Alma Luna, México
De mal en peor
Todos los días, un amigo mío tenía que conducir una hora y media para llegar a su trabajo, y estaba a punto de enloquecer. Por eso, me alegré al saber que había encontrado un nuevo empleo, más cerca de su casa.
—¡Eso es estupendo! —le dije—. ¿A qué te vas a dedicar ahora?
—Voy a ser conductor de autobuses —respondió.
Elysa Stanton, Estados Unidos
Trabajo en un transbordador, y en una ocasión, cuando nos dirigíamos a la isla de Washington, Wisconsin, una turista que subió con su auto me preguntó si había playas allí.
—Sí —contesté—, hay cuatro.
—¡Fabuloso! —exclamó—. ¿Y cuál de ellas está más cerca del agua?
Terri Moore, Estados Unidos
Una prima mía, maestra de primaria, les preguntó a sus alumnos:
—¿Por qué nunca deben aceptar dulces de un desconocido?
—¿Porque ya caducaron, tal vez? —sugirió una pequeña.
Charlotte Primrose, Reino Unido
