Gajes del oficio


Llamé a una tienda de libros usados para preguntar a qué hora abría.

–El dueño dijo: “Por lo regular abro a las 11, pero es­toy en medio de una pelea de enamorados, así que hoy más bien lo haré como a las 12”.

-@SARATARDIFF

Yo: “¿Por qué no sonríes en tus fotos escolares?”.
Niño: “Porque estoy en la escuela”.

Yo: “¿Y?”

Niño: “¿Puedo ver tu identifi­cación del trabajo?”.

Yo: “Está bien, olvídalo”.

-@RODLACROIX

Cierta vez, cuando estudiaba para piloto en la Marina, fui de visita a la casa de un compañero de clase. Conocí a su esposa y a su bebé, y me llamó la atención que mi amigo tuviera todo su equipo de vuelo ordenado sobre una mesa. Sin embargo, un objeto me pareció extraño. Tomé un equipo inidentificable y exclamé:
-¡A mí no me dieron uno
de estos!
-No, tienes razón -mur­muró mi compañero-. Es el ex­tractor de leche materna de mi esposa.

-CURT GREGORY, Estados Unidos

Como parte de mis requisitos para la Reserva Naval en la Facultad de Odontología de la Universidad de Emory, asistí a una charla sobre los procedi­mientos dentales adecuados después de una guerra nuclear. Al parecer, uno de mis compa­ñeros encontró la charla me­nos estimulante que yo y se quedó dormido.
Para su mala suerte, lo descubrieron. El profesor se acercó al estudiante y le gritó en el oído:
-¿Qué tendría que hacer con un paciente en el caso de una guerra nuclear?
Mi sorprendido compañero de clase se incorporó de inme­diato y repuso:
-¡Colocar un empaste temporal, señor!

-R. H. SASSER JR., Estados Unidos

Actualizaré mi currículo con la siguiente información como parte de mis logros en 2020: “Sobreviví a 1,000 llamadas por Zoom que debieron ser correos electrónicos”.

-@ALANAH_TORRALBA

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