A menudo, los fabricantes de cortinas para ducha les ponen nombres etéreos como Anastasia, Neblina de verano e, incluso, Cambridge. Cierta vez, un cliente entró en la tienda de productos para el hogar en la que trabajo mientras yo generaba una orden de cortinas para baño en la computadora.
—Disculpe —preguntó—, ¿tiene porcelana?
Levanté la vista y dije:
—¿Podría decirme cómo luce el diseño de esa cortina?
—Permítame volver a hacer la pregunta —repuso el cliente, algo sorprendido—. ¿Tienen vajillas de porcelana?
Pete Hoelscher, Estados Unidos
Tengo una amiga que es una psicoterapeuta especializada en ayudar a personas que han sufrido experiencias traumáticas laborales. Un día se quejó con su hija de que había disminuido considerablemente la cantidad de trabajo. Ella la instó a tener una actitud positiva: “¡Anímate, mamá! Estoy segura de que pronto ocurrirá algo terrible”.
Paula Park, Canadá
Agente de seguros de vida a un cliente potencial: “No permita que lo atemorice para tomar una decisión precipitada. Consúltelo esta noche con la almohada. Si despierta por la mañana, entonces llámeme por teléfono y dígame qué decidió”.
workjoke.com
En una ocasión, mientras supervisaba a unos alumnos que jugaban durante el receso, le pedí a un niño de seis años que dejara de trepar por una valla contigua al estacionamiento de la institución. A regañadientes, el pequeño descendió hasta el suelo. Entonces, uno de sus amigos se acercó a él y le dijo: “Oye, nadie puede escapar de la escuela”.
Lena Desjardins, Canadá
Un domingo, a los veteranos de guerra que acuden a la iglesia de mi comunidad se les invitó a portar su uniforme. Durante el servicio religioso, mi esposo, que no llevaba el suyo, se puso de pie y señaló la solapa de su chaqueta, donde lucía la insignia de la Primera División de Caballería que recibió en Corea. Enseguida, explicó tímidamente: “Esta es la única pieza del uniforme que todavía me queda”.
Pat Quesenbury, Estados Unidos
Mi marido es un electricista independiente semijubilado. Con el paso de los años, solicitar trabajo ha pasado de entregar currículos impresos a usar aplicaciones electrónicas para hacerlos llegar. Ahora, yo le ayudo con esa parte. Imaginen mi asombro cuando, hace poco, tras enviar lo que creí que era una solicitud de empleo correcta, recibí un correo electrónico que decía: “Robert: gracias por tu receta de ensalada de cebolla; parece deliciosa. Sin embargo, aún necesitamos que envíes la solicitud”.
Ingrid Storch, Canadá
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
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