Sin discusión
Cliente: Por favor, elimine el círculo innecesario al final de la frase.
Yo: ¿Se refiere usted al punto?
Cliente: No me importa cómo lo llamen ustedes, los diseñadores gráficos; es antiestético. Bórrelo.
clientsfromhell.net
En una ocasión, Amy Chozick, escritora del periódico The New York Times, dio un ejemplo de cómo era trabajar en una revista de modas: “Una chica se subió [al ascensor]
con un bolso Birkin, uno de los más costosos y exclusivos del mundo; al verla, una amiga suya exclamó:
—¡Ay, Dios mío! Adoro tu bolso. ¿Es nuevo?
—Para nada —respondió la otra chica—, lo compré hace como una semana.
cosmopolitan.com
Mis estudiantes extranjeros de español se esfuerzan muchísimo, y realmente aprecian mis clases. Uno de ellos me hizo este cumplido: “Tú enseña español correcto”. Otro me aseguró: “Siempre te olvidaré”. Y un tercero insistió: “Te agradezco desde el corazón de mi fondo”.
Ellen Israel, Estados Unidos
Trabajo en una agencia de viajes, y cierta vez un hombre al que le habíamos reservado un paquete de vacaciones en Orlando, Florida, nos llamó furioso por teléfono para reclamarnos, pues esperaba una habitación con vista al mar. Con la mayor tranquilidad posible le expliqué que no podíamos ofrecerle tal cosa, pues la ciudad de Orlando se encuentra justo en la mitad del estado.
—¡No me mienta! —exclamó enardecido— ¡Ya revisé el mapa y vi que Florida es un estado muy estrecho!
hotelstories.freereservers.com
Parte de mis responsabilidades en el consultorio médico donde trabajo es avisarles a los pacientes de sus futuras citas. Así pues, le envié un recordatorio a uno de ellos diciéndole que era hora de visitar al doctor de los ojos. El sujeto me llamó de vuelta para informar que no acudiría al consultorio porque (en sus propias palabras) “tenía un nuevo obstetra”.
Sarah Parchert, Estados Unidos
He aquí un sabio consejo: cuando estés en una entrevista de trabajo, di que estás dispuesto a dar el 110 por ciento. A menos, claro, que el empleo sea de estadístico…
Adam Gropman, comediante
El jefe del pelotón del ejército al que pertenezco le estaba dando una espantosa reprimenda a un soldado. De pronto, dejó de gritar y dijo: “Ya no te voy a volver a gritar. ¡No sirve para nada!”. Luego se marchó enfurecido y, algunos minutos más tarde, volvió con un árbol pequeño en una maceta. “Vas a llevar este árbol contigo a donde quiera que vayas”, instruyó al soldado. “Si alguien te pregunta por qué lo estás cargando, deberás responder: ‘Es para reemplazar el oxígeno que les robo a todos los demás’”.
@tain01
Soy terapeuta del habla, y una vez estaba trabajando con un niño de kínder en la identificación de las partes del cuerpo y el sonido de la letra “K“. Con ese fin, le di un poco de plastilina para que hiciera una figura mía.
Cuando el pequeño la estaba formando, le pregunté:
—¿Ése es mi cuello?
En realidad, mi intención era lograr que repitiera la palabra.
—No, es tu barba —repuso.
A continuación agregó más plastilina, y volví a inquirir:
—¿Ése es mi cuello?
—No, es tu otra barba —añadió el niño sin inmutarse.
Ilene Smith, Estados Unidos