Como discos rayados
Casi todos los clientes de la tienda de música donde trabajo tienen alguna historia que contar acerca de su vieja colección de discos de vinilo. En una ocasión, un hombre entró para preguntar cuánto costaba un elepé. Uno de mis compañeros le dijo el precio, y a continuación le advirtió:
—Pero hay un cargo extra si tenemos que escuchar la triste historia de cómo su madre lo obligó a deshacerse de todos sus viejos discos de vinilo.
Linda Neukrug, Estados Unidos
Soy un teniente coronel retirado. Cierta vez, el sargento de artillería de mi pelotón y yo estábamos inspeccionando un entrenamiento de infantes de Marina cuando de pronto vimos deambulando por el campo a un subteniente.
—¿Dónde está su trinchera, subteniente? —le pregunté.
Él saludó rápidamente y contestó:
—¡No lo sé, señor!
Acto seguido se volvió hacia el sargento y le preguntó:
—Dígame, sargento, ¿dónde está mi trinchera?
—Está parado sobre ella, señor —le dijo el sargento—. Lo único que tiene que hacer es quitar la tierra.
Joseph Como, Estados Unidos
Trabajo como policía. En una ocasión, mientras patrullaba un vecindario, arresté a un sujeto que se había lesionado al salir huyendo de una casa. Confesó haber forzado la puerta y descolgado el teléfono antes de ponerse a buscar objetos de valor. Sin embargo, entró en pánico al oír la voz de una mujer. Cuando entré a la casa para revisar, oí la misma voz, que decía: “Si desea hacer una llamada, por favor, cuelgue y marque el número otra vez”.
Wilson Hsia, Estados Unidos