Rancherías desaparecidas, viviendas derrumbadas, poblados incomunicados, decenas de desempleados tras las afectaciones de sus centros de trabajo, niños rescatados del lodo y la lluvia mediante helicópteros.
Ese era el panorama en marzo de 2017 en la región norte de Perú, particularmente en Jayanca, uno de los distritos de la provincia de Lambayeque.
Tras esos días aciagos los niños poco a poco retornaron a clases con las manos vacías. Los padres damnificados –tras meses sin empleo– pedían a las maestras aceptar a sus hijos en la escuela aunque no tuvieran útiles. La situación era agobiante para todos.
Pero un hombre supo dónde buscar ayuda. Roario Téllez Villar, trabajador del área de Vinculación con la Comunidad de Compartamos Financiera –una entidad bancaria en América Latina para microfinanzas–, notificó a su empresa de las vicisitudes de esas familias. De inmediato Compartamos Financiera implementó un plan de acción.
En 1990 un grupo de mexicanos conscientes de las carencias de su país inició una labor altruista.
Fue así como 755 niños de la escuela Nuestra Señora de Fátima, en Jayanca, Perú, recibieron sus útiles escolares. “Ojalá lo que ahora ustedes hacen por nosotros podamos hacerlo algún día por ustedes” dijo en su discurso de gratitud uno de los estudiantes.
Cuando Janet Magueyales decidió terminar sus estudios de secundaria con el apoyo de Gentera, una institución financiera con más de 26 años de experiencia, jamás se imaginó que cuatro miembros más de su familia seguirían su ejemplo.
Todo empezó cuando Janet le contó sus planes a su madre, Rosa, quien emocionada dijo que también quería estudiar. Con el tiempo a las jornadas académicas se unieron cuatro miembros más de la familia Magueyales, oriunda del Estado de México.
Historias como la de los estudiantes de Perú o la de los Magueyales en México son la constante entre los tres millones de clientes de Gentera, un grupo empresarial que atiende las necesidades de crédito, ahorro, seguros y medios de pago de la población de menos ingresos o donde los bancos tienen baja o nula presencia.
¿Pero cómo inició este movimiento que transforma vidas? Fue en 1990 cuando un grupo de mexicanos conscientes de las carencias de su país inició una labor altruista. Un hospital para quienes no tenían acceso a servicios de salud, un programa de alimentos para quienes padecían hambre. De ese calibre eran sus acciones.
Para lograr impactar positivamente la vida de millones de personas, pasaron de ser un esfuerzo de la sociedad civil a convertirse en un holding mexicano que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores.
Las empresas modernas deben alinear sus estrategias de negocio con los objetivos de desarrollo de las sociedades donde operan. De no hacerlo, ponen en riesgo su permanencia. Gentera lo sabe y por eso se convirtió en una institución financiera rentable para sus inversionistas pero mantuvo su ADN altruista.
Cada año diversas causas sociales son apoyadas con el 2 por ciento de las ganancias de las empresas que conforman el grupo, mientras que un personal sensible y comprometido dona tiempo, dinero y esfuerzo en la construcción de un mundo mejor.
Alexander Arapa cree que ofrece cursos de educación financiera a las mujeres de Arequipa, Perú, pero lo que en verdad les ofrece este analista de crédito es la oportunidad de mejorar su calidad de vida. Y es que la clave para salir de la pobreza es el acceso a los servicios financieros.
Miriam Alvarado Antonio lo sabe bien. Esta mujer vivía una época complicada con un marido desempleado, así que acepto la propuesta de su cuñado de capacitarla en la elaboración de quesos.
Roberta Ornelas, originaria de Tijuana, inició con una taquería y ahora es directora de una empresa de servicio de banquetes.
Tras ese aprendizaje y un microcrédito ahora Miriam no sólo es propietaria de una fábrica de quesos sino también de una purificadora de agua, negocios en los que emplea a personas de su comunidad, Texistepec, Veracruz, lo que la llena de orgullo.
Roberta Ornelas, originaria de Tijuana, inició con una taquería y ahora es directora de una empresa de servicio de banquetes, mientras que María de Jesús Santos Enríquez, oriunda de Oaxaca, inició en Ciudad del Carmen, Campeche, con una cocina económica en un local prestado y ahora dirige un restaurante con servicio a domicilio.
Parecen historias comunes pero no lo son, pues en el mundo existen dos mil millones de adultos –el 38 por ciento de la población– no bancarizados, y las mujeres tienen 20 por ciento menos probabilidades que los hombres de tener una cuenta bancaria y 17 por ciento menos de recibir un préstamo de una institución financiera formal.
Después de la escuela, Joan López Ramos, de siete años de edad, prepara y vende congeladas en la puerta de su casa con ayuda de su madre. Con el dinero producto de esas ventas, Joan abrió una cuenta de ahorros. ¿Cómo se convirtió Joan en un chico emprendedor? Joan es uno de los tantos chicos que han recibido capacitación financiera por parte de Gentera.
Joan, originario de Tuxtla Gutiérrez, quiere ser científico cuando crezca, así que para financiar sus estudios tiene la inquietud de iniciar un negocio. “Ahora se interesa por todo lo relacionado con el dinero; me gusta ver a mi hijo despierto, diferente, y que tenga contacto con el dinero, que no le tenga miedo, que aprenda a ganarlo y conservarlo” cuenta su madre, Judith Ramos.
“Una persona que no tiene acceso a educación de calidad está truncada para el resto de su vida”
Menos criminalidad, mayor estabilidad política, aumento del empleo, reducción de la pobreza. Eso y más se logra cuando aumenta la inclusión financiera. Estudiantes como Joan, cocineras como María de Jesús, microempresarias como Roberta, albañiles, jornaleros, pescadores, maestras, universitarios, jóvenes, viejos. Cualquier persona que acceda al sector financiero formal tiene la oportunidad de ser un agente de cambio en su comunidad.
“Una persona que no tiene acceso a educación de calidad está truncada para el resto de su vida” sentencia Carlos Labarthe, presidente ejecutivo de Gentera.
Y es que si los mexicanos contaran con ocho años de escolaridad, la pobreza y la desigualdad disminuirían, así que para sembrar capacidades en niños, jóvenes y adultos, Gentera cuenta con más de 50 alianzas nacionales con diversos organismos y fundaciones y ahora trabajan en una estrategia contra el abandono escolar en secundaria y preparatoria, pues saben que en México de cada cien estudiantes que inician la primaria sólo 18 terminarán la universidad.
Los mexicanos –asegura Ayleen Cortés, directora de Fundación Gentera – lo único que necesitan para triunfar son oportunidades.
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