La Ciudad de México o CDMX ha sido escenario de una intensa conversación en torno a la gentrificación. El debate se avivó recientemente tras una marcha contra este fenómeno urbano que terminó con actos de violencia y expresiones de xenofobia hacia extranjeros, en su mayoría estadounidenses. Pero, ¿qué significa realmente gentrificación? ¿Es solo un desplazamiento o también una forma de revitalización urbana? Y, más importante aún, ¿qué papel tienen las políticas públicas y el comportamiento social para equilibrar este complejo proceso?
¿Qué es la gentrificación?
La gentrificación es el proceso por el cual ciertos barrios urbanos, tradicionalmente habitados por clases populares, experimentan una transformación acelerada que implica mejoras en infraestructura, seguridad y servicios. Esta transformación viene acompañada del arribo de personas con mayor poder adquisitivo, lo que provoca un incremento en los costos de vida y el desplazamiento progresivo de los residentes originales.
No se trata de un fenómeno nuevo ni exclusivo de la capital mexicana; ocurre en grandes ciudades del mundo y tiene raíces complejas que incluyen desde el abandono institucional hasta la especulación inmobiliaria.
La marcha y la polémica: ¿protesta legítima o discurso xenófobo?
En semanas recientes, una manifestación contra la gentrificación en colonias como Roma, Condesa y Juárez derivó en consignas como “fuera gringos”, lo cual fue severamente criticado por autoridades y ciudadanos. El mensaje se difuminó entre el rechazo a la especulación inmobiliaria y la discriminación abierta hacia extranjeros.
La mandataria de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, ha abordado temas cruciales como la gentrificación y la exclusión social, enfatizando la importancia de crear un entorno inclusivo para todos los habitantes. En su discurso, Brugada Molina reafirmó que en la Ciudad de México no hay lugar para la xenofobia ni la discriminación, asegurando que todos son bienvenidos, independientemente de su origen.
No estamos de acuerdo ante el fenómeno de la gentrificación y trabajaremos con más fuerza para enfrentarlo.
Defendemos el derecho a la ciudad para quienes aquí nacieron y para quienes aquí la han hecho su hogar.
Todos y todas pueden manifestarse, pero rechazamos la violencia y… pic.twitter.com/kYwuvHvpVn— Clara Brugada Molina (@ClaraBrugadaM) July 5, 2025
Además, se está trabajando en propuestas para enfrentar la gentrificación y asegurar que las comunidades se mantengan arraigadas en sus barrios. También condenó cualquier tipo de violencia en manifestaciones, destacando la importancia de la paz en las protestas.
En cuanto a acciones concretas, mencionó la entrega de un conjunto habitacional en la colonia Roma, beneficiando a familias de la comunidad otomí. Finalmente, se espera que pronto se presenten iniciativas para mantener la ciudad como un espacio inclusivo y accesible para todos, reafirmando su compromiso con la unidad en la diversidad.
Esta situación ha generado confusión y polarización. Mientras algunos sostienen que las protestas son una defensa legítima del derecho a la vivienda y la identidad barrial, otros alertan que la narrativa puede transformarse en xenofobia y clasismo.
Beneficios y perjudicados de la gentrificación
¿A quién beneficia?
- A los propietarios de inmuebles que aumentan el valor de su propiedad.
- A los inversionistas que ven oportunidades de negocio en zonas “revitalizadas”.
- A algunos comercios locales que incrementan sus ventas con la llegada de nuevos consumidores.
- Al gobierno, que recauda más impuestos y mejora su imagen urbana.
¿A quién perjudica?
- A inquilinos que ya no pueden pagar la renta y deben mudarse.
- A pequeños negocios que no pueden competir con cadenas o conceptos gourmet.
- A comunidades que pierden su identidad cultural y redes de apoyo social.
Airbnb y nómadas digitales: un actor clave en la gentrificación de la CDMX
Un estudio publicado en PNAS revela que los precios de la vivienda en la Condesa experimentaron un aumento notable en 2013, y esta tendencia se ha acentuado desde 2020, con alquileres que superan los $750 USD mensuales para departamentos pequeños, lo que resulta inalcanzable para el mexicano promedio, cuyo salario mínimo es de aproximadamente $320 USD al mes.
Una de las principales críticas en la gentrificación en CDMX recae sobre plataformas como Airbnb, acusadas de encarecer la vivienda al convertir espacios residenciales en alojamiento temporal para turistas y nómadas digitales. Si bien hay testimonios de anfitriones que afirman que estos ingresos les permiten conservar sus casas, también hay evidencia de que este modelo agudiza el problema habitacional en zonas de alta demanda.
Michelle Castro, una estudiante de 19 años que participó en la protesta, compartió un sentimiento común al afirmar: “No es xenofobia, es que los extranjeros llegan y las rentas se vuelven impagables por culpa de Airbnb”. Este fenómeno no es exclusivo de México; ciudades como Barcelona y París también enfrentan protestas similares contra el turismo masivo.
Xenofobia: una amenaza real
Relacionar la presencia de extranjeros con la crisis de vivienda es un error que puede fomentar discursos de odio. El problema no es la migración, sino la falta de regulación y políticas urbanas efectivas. Se puede exigir vivienda digna y asequible sin caer en la discriminación.
¿Cómo enfrentar la gentrificación en CDMX y en otros lugares de forma justa?
ONU Hábitat y otros organismos proponen:
- Invertir en vivienda asequible.
- Mejorar la infraestructura sin expulsar a los actuales residentes.
- Regular plataformas como Airbnb.
- Fomentar economías locales y participación comunitaria.
- Recuperar espacios públicos y rehabilitar viviendas abandonadas.
La clave está en equilibrar el desarrollo con justicia social.
Conclusión
La gentrificación en CDMX es un fenómeno complejo que requiere más diálogo y menos polarización. Si bien puede traer mejoras urbanas, también debe contemplar el bienestar de quienes han habitado históricamente esas zonas. Exigir regulación, apoyar economías locales y fomentar una ciudad inclusiva es tarea de todos. La lucha por el derecho a la ciudad no debe transformarse en odio, sino en propuestas.