Los virus del resfriado pueden sobrevivir hasta siete días en interruptores de luz, cajeros automáticos, manijas de puertas y otras superficies, y durante al menos tres horas en manos sucias.
Lávate las manos con agua y jabón hasta cinco veces al día; enjabónate vigorosamente por 20 segundos, enjuágate bien y luego sécate con una toalla de papel limpia. Si estás en un baño público, usa la toalla de papel para cerrar la llave y abrir la puerta al salir.
Úsalos cuando no tengas un lavabo a la mano; no son perfectos, pero son mucho mejor que nada.
Busca un producto que contenga al menos 70 por ciento de etanol, que es el nivel mínimo de alcohol requerido para combatir los rinovirus que causan los resfriados. No dejes que el gel se te acumule en las manos tras varios usos. Cuando llegues a un lavabo, lávate.
Las fosas nasales húmedas son menos susceptibles a los virus del resfriado que las secas.
En un estudio de 20 semanas, quienes usaron aerosol nasal salino todos los días tuvieron 30 por ciento menos resfriados y 42 por ciento menos días con escurrimiento nasal o congestión.
Úsalo regularmente donde haya calefacción y en los aviones.
Un estudio austriaco reciente mostró que los glóbulos blancos llamados macrófagos, que devoran gérmenes, se volvían más activos en mujeres que ingerían un suplemento probiótico o entre 100 y 200 gramos de yogurt al día por un mes.
Además, las bacterias “buenas” comúnmente agregadas al yogurt aumentan el nivel de una proteína que combate infecciones y activan los linfocitos.
¿Te has dado cuenta de que cuando sientes cansancio es más probable que te enfermes? Esto se debe a que dormir lo suficiente conserva fuerte al sistema inmunitario.
Tener un horario de sueño regular es esencial, así como no dejar que la tele, la computadora, el alcohol o el café disminuyan la cantidad de horas que duermes.
El resfriado es molesto, pero la influenza puede dejarte fuera de combate. Para mantenerla a raya, vacúnate.
Si alguien en tu hogar tiene síntomas de influenza, pídele a tu médico que te recete antivirales, que pueden reducir tus posibilidades de contagio.
Por último, si puedes conducir en vez de volar, hazlo. Nada es tan riesgoso como un viaje en avión. Además de los que te tosen y estornudan en el aeropuerto y se sientan a tu lado en el avión, el aire recirculado y las superficies infectadas tampoco ayudan.
Si tienes que volar, toma el primer vuelo de la mañana porque el avión estará recién limpiado. ¡Y no olvides tu desinfectante de manos!
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