Las mañanas en tu casa son caóticas. Entendemos eso. Después de llevar a los niños a la escuela y de llegar a tu trabajo –y de las mil cosas necesarias para cumplir con estas dos tareas- tendrás suerte si puedes tomar un sorbo de jugo de naranja antes de tu primera reunión. Pero mientras duermes no estás comiendo y, después de todas esas horas de ayuno, tu metabolismo –el proceso por el cual los alimentos que consumes se convierten en calorías– necesita arrancar.
Para hacerlo, intenta desayunar una hora después de haberte levantado, mejor aún si lo haces dentro de quince minutos, dice Joanne Rinker, directora de Public Health Improvement Partners. Estos alimentos son los que no debes desayunar.
A tu cuerpo le toma más tiempo digerir proteínas, así que unos huevos te mantendrán satisfecho por más tiempo del que lo haría un tazón de carbohidratos por la mañana. Optar por un omelette (yogurt con fruta o avena) también puede hacer que tu metabolismo comience a trabajar.
Para digerir, absorber, transportar y almacenar lo que comes, tu cuerpo requiere calorías, y la proteína requiere más energía para ser procesada que las grasas o los carbohidratos, dice Tammy Lakatos Shames, entrenadora fitness certificada y co-autora de Fire Up Your Metabolism.
Además, investigadores de la Universidad de Purdue encontraron que las dietas altas en proteína pueden ayudar a conservar tu masa corporal, lo que también acelera tu metabolismo. Inténtalo: consume al menos una porción de proteína en cada comida.
Por esto es importante desayunar.
Pese a su mala reputación, algunos estudios han demostrado que el consumo moderado de café es beneficioso. Puede disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, de padecer ciertos desórdenes neurológicos e incluso el riesgo de diabetes tipo 2.
Beber café entero puede incluso causar un aumento temporal –pero significativo– en el metabolismo, dice Kristen Gradney, directora de nutrición y servicios metabólicos en Our Lady of the Lake Regional Medical Center de Louisiana. La cafeína es rápidamente absorbida por el torrente sanguíneo, aumentando el ritmo cardíaco y acelerando el metabolismo.
Si quieres una taza en la mañana, o aún en la tarde, disfrútala: de tres a cinco tazas al día pueden ser parte de una dieta saludable. Pero intenta que tu café sea amable con tus papilas -demasiado aditamentos, como azúcar, saborizantes y cremas, pueden sobrepasar los beneficios.
Cada proceso celular en tu cuerpo requiere agua, así que no hidratarte propiamente puede disminuir tu metabolismo, dice Gradney. Cuando estás deshidratado, tienes menos energía para caminar, andar en bici o hacer lo necesario para quemar calorías, dice Shames.
Y no tienes interés en hacerlo. Bueno. Pero si nunca tocas una barra ni haces una sentadilla o lagartija, prácticamente estás jugando a los arrancones con tu metabolismo.
El tejido muscular es la fuente de tu ritmo metabólico, dice Jeffrey I. Mechanick, profesor de la Escuela de Medicina de Icahn en Nueva York; indica la cantidad de calorías que tu cuerpo necesita para mantener a tu corazón latiendo, a tus pulmones respirando y, en fin, para mantener todas las funciones de tu cuerpo.
Así que tiene sentido: entre más músculo tengas, más alto será tu ritmo metabólico y más calorías quemarás. Mientras envejecemos, tendemos a perder músculo y ganar grasa. Para contrarrestar estos efectos, agrega ejercicios para fortalecerte en tu día a día.
Un estudio publicado en el European Journal of Clinical Nutrition encontró que aquellos adultos ejercitándose más de tres veces a la semana, aumentaron considerablemente su ritmo metabólico hasta en un 5% tan sólo en nueve meses.
Si pasas demasiado tiempo sentada, trata de hacer estos ejercicios.
Si cortas tu consumo de calorías súbitamente para perder peso, tu cuerpo más bien lo retendrá. No es que sea berrinchudo, más bien creerá que estás muriendo de hambre, así que aminorará el paso al que quema calorías para conservar combustible.
“Tu cuerpo comenzará a hacer más con menos calorías, disminuyendo las calorías que requiere”, dice Gradney. Comer porciones chicas y bien balanceadas a lo largo del día –cada tres o cuatro horas– puede mantenerte satisfecho mientras tu metabolismo continúa activo.
Dietas van y vienen, pero cuáles son los pros y contras de hacerlas.
Antes de que pienses que esta no te importa porque haces ejercicio, continúa leyendo: más de la mitad de nuestras horas activas las pasamos en una silla –en tu mesa del trabajo, en tu carro mientras manejas o viendo televisión.
El sedentarismo está vinculado a rangos altos de enfermedades cardiovasculares, diabetes y otros padecimientos graves, incluso si te ejercitas constantemente, de acuerdo al análisis de 47 casos publicado en el Annal of Internal Medicine.
Cuando estamos sentados, nuestro metabolismo no es tan funcional, dicen los investigadores. Pero algunos movimientos leves como caminar hacia otra oficina en lugar de llamar, requieren la actividad muscular suficiente para comenzar a procesar grasas o azúcares.
Incluso levantándote de vez en cuando quemas más calorías que estando sentado; intenta hacerlo al menos una vez cada treinta minutos.
Mientras esperas la próxima temporada de Game of Thrones, ve un viejo episodio de alguna serie que te haga reír. Los científicos dicen que diez minutos de risas al día pueden ayudarte a quemar hasta diez calorías.
Tu cuerpo no puede almacenar el alcohol, así que cuando tomas un trago de Martini, tu riñón se enfoca en metabolizar tu coctel en lugar de quemar la grasa de lo que comiste. “Consumir grandes cantidades de alcohol puede interrumpir el metabolismo de las grasas”, dice Gradney.
De hecho, un estudio mostró que consumir el equivalente a dos tragos (bebidas mezcladas, vasos de vino o cervezas) puede disminuir tu capacidad de quema de grasas hasta en un 73%.
El estrés tiene miles de efectos negativos (menores o mayores), uno de ellos causa que nuestro metabolismo se vuelva más lento, dicen los científicos de la Universidad de Ohio.
Según ellos, durante un estudio, aquellas mujeres que reportaron haber estado en contacto con uno o más factores estresantes durante las 24 horas previas quemaron 104 calorías menos que aquellas sin estrés, y que ingirieron comidas altas en grasa, una diferencia que podría resultar en ganar al menos 5 kilos en un año.
La cereza del pastel metabólico: el estrés incrementa las hormonas que estimulan el apetito e implica consumir más alimentos innecesarios, dice el Dr. Mechanick, presidente electo de la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos. ¿Qué comidas buscamos cuando estamos estresados? Pasteles y alimentos con azúcar.
La pérdida de sueño puede causar resistencia a la insulina, generando altos niveles de glucosa, pero también puede alterar tu metabolismo. Los niveles de cortisol aumentan, lo que genera mayor almacenamiento de grasas y disminuye la hormona del crecimiento, esto tiene impactos sobre el tejido muscular.
Para que tu cuerpo funcione y funcione bien, necesita de siete a nueve horas de sueño al día.
Tomado de rd.com 12 Everyday Habits That Secretly Slow Your Metabolism
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