Hallan un Joaquinraptor casali: el megaraptor argentino que cazaba cocodrilos
Mientras el famoso Tyrannosaurus rex dominaba el norte, un depredador igualmente fascinante merodeaba por la antigua Argentina: el recién descubierto Joaquinraptor casali . Este enigmático megaraptor del Cretácico tardío se ha convertido en una...
Mientras el famoso Tyrannosaurus rex dominaba el norte, un depredador igualmente fascinante merodeaba por la antigua Argentina: el recién descubierto Joaquinraptor casali . Este enigmático megaraptor del Cretácico tardío se ha convertido en una pieza clave para entender la ecología prehistórica de Sudamérica, no solo por su anatomía, sino por lo que reveló su boca.
El equipo de paleontólogos hizo un hallazgo tentador. Entre las mandíbulas del carnívoro se encontraba el hueso del brazo de un cocodrilo. Este descubrimiento ofrece una visión rarísima de la última comida del dinosaurio hace unos 70 millones de años, proporcionando pistas importantes sobre su dieta.
El megaraptor de la Patagonia Central
El Joaquinraptor casali fue excavado en la provincia de Chubut, en el centro de la Patagonia argentina. El equipo desenterró partes clave del esqueleto, incluyendo el cráneo, brazos, piernas y vértebras, lo que lo convierte en uno de los megaraptores más completos hasta la fecha. Los hallazgos fueron detallados en la revista Nature Communications.
Tamaño imponente: Se estima que el Joaquinraptor medía más de 7 metros de largo y pesaba más de una tonelada.
Armas de caza: Probablemente capturaba a sus presas utilizando su hocico alargado y las arrebataba con sus robustos brazos, los cuales estaban provistos de impresionantes garras largas y curvas.
Este depredador fue uno de los últimos de su clase, viviendo justo antes de la extinción masiva provocada por el asteroide. El hallazgo, según Fernando Novas, celebra la supervivencia de los megaraptóridos hasta el final del Mesozoico, indicando que eran numerosos y diversos en esta región. [Enlace interno sobre la extinción de dinosaurios].
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La Evidencia de un almuerzo cretácico
Los fósiles que revelan el comportamiento o la dieta de los animales prehistóricos son extremadamente inusuales. El hecho de encontrar al Joaquinraptor casali con un posible resto de presa entre sus mandíbulas es, en palabras del paleontólogo Matthew Lamanna, “un comportamiento fosilizado” que debe celebrarse. Aunque los dientes afilados ya indicaban que los megaraptores comían carne, este resto específico muestra qué había en su menú.
El análisis de la escena fósil apoya la hipótesis de la presa:
Posición de los huesos: Los huesos del brazo del Joaquinraptor se encontraron parcialmente articulados.
Contexto geológico: La posición casi natural sugiere que la corriente de agua que enterró el fósil no era fuerte, haciendo menos probable que el hueso del cocodrilo fuera un hallazgo fortuito.
Ausencia de otros restos: El paleontólogo Lucio Ibiricu señala que solo se encontró el fémur del cocodrilo cerca del depredador, aumentando las posibilidades de que fuera su última comida.
Investigaciones continúan, pero este es un aspecto sensacional que podría constituir una “instantánea fotográfica de la interacción ecológica entre dos grupos depredadores diferentes” [Enlace externo a la revista Nature Communications].
El enigma de los megaraptores
El grupo de los megaraptores ha desconcertado a los paleontólogos desde el nombramiento del género Megaraptor en 1998. Como su nombre indica, estos dinosaurios eran significativamente más grandes que los “raptores” del tamaño de un pavo, como el Velociraptor.
A pesar de ser superdepredadores con brazos robustos y grandes garras intimidantes, la mayoría de los megaraptores solo se conocen a partir de restos fragmentarios. El Joaquinraptor ayuda a disipar el misterio al proporcionar un espécimen relativamente completo, sugiriendo que:
Eran parientes cercanos de los tiranosaurios, pero prosperaron en hábitats donde los T-Rex no estaban presentes.
Fueron numerosos y diversos en América del Sur, sobreviviendo hasta el final del período Cretácico.
Conclusión
El descubrimiento del Joaquinraptor casali en Argentina no es solo un nuevo nombre en el árbol genealógico de los dinosaurios; es una rara ventana a la vida y muerte en el final del período Cretácico. La potencial evidencia de un cocodrilo como última comida subraya la ferocidad de estos megaraptores y proporciona una valiosa “instantánea” de la cadena alimenticia prehistórica. Estos hallazgos son esenciales para comprender mejor la ecología de la antigua América del Sur.
Fomentar la investigación paleontológica en la Patagonia es crucial, ya que yacimientos como el de Chubut siguen revelando secretos que reescriben nuestra historia natural.
Comunicóloga por la UNAM. Redactora de temas de bienestar general. Apasionada del mundo digital, soy geek, metalera, petfriendly. Fan de las pelis de terror y el anime. Una de mis frases favorita es: "Yo solo sé que no sé nada” de Sócrates.