Halloween, la historia continua…
La noche de Halloween de 1978, John Carpenter nos presento a un hombre enmascarado llamado Michael Myers, han pasado 40 años y la historia continua.
La noche de Halloween de 1978 John Carpenter nos presento a un hombre enmascarado llamado Michael Myers, la encarnación humana de la maldad pura.
De niño pudimos conocerlo al momento de asesinar a Judith, su hermana menor, y posteriormente volver a tratar de hacer lo mismo con su hermana menor 15 años después.
Han pasado 40 años y por fin, Halloween vuelve a la pantalla grande con la continuación de esta historia. ¿Qué pasa con el asesino? ¿Con los que tratan de comprenderlo, de incluso hacerlo víctima? Pero sobre todo ¿cómo es que una mujer se sobrepone a tanto terror? ¿Cómo te despiertas a la mañana siguiente sabiendo que en el mundo existe un hombre como Michael Myers?
Esta secuela hace muchas cosas bien cuando nos referimos a la manera en la que cuenta la historia, nos muestra una heroína diferente, Laurie era lo que se conoce en el cine como “la chica final” la que lucha contra el villano y sobrevive, pero finalmente es un hombre quien la ayuda a escapar (como ocurre en la primera entrega siendo el Dr. Loomis quien la encuentra y tira por el balcón al asesino), pero esta vez las cosas no son así.
Vemos a una mujer que psicológicamente ha vivido un trauma muy fuerte, viviendo cada día de su vida en guardia, preparándose para lo que saber es inevitable, armándose, por que sabe que nadie más puede detenerlo, que eventualmente tendrá que enfrentar al monstruo que la atormenta desde su adolescencia.
Jamie Lee Curtis vuelve a interpretar este personaje y lo hace de una manera majestuosa, con la cara lavada, olvidando el glamour y enfocándose en una interpretación redonda que nos hace sentir la desesperación de una mujer traumatizada.
La dualidad del personaje que nos deja ver su miedo pero a la vez ansiedad por que algo suceda, por saber que su destino es vengarse, y ser ella misma quien mate a Michael, por que nadie más podrá hacer mejor el trabajo.
Por otro lado tenemos a nuestro villano, uno de los más épicos en el cine de terror, con sus dos metros de altura y su complexión robusta, no tiene una manera favorita de matar o un motivo real, elige a sus víctimas conforme avanza en su búsqueda por encontrar a su hermana menor.
En un momento del filme podemos verlo en cautiverio, con el Dr. Ranbir Sartain como el psiquiatra encargado de su caso, y en quien despierta una fascinación por entender el por qué de su comportamiento y las razones por las que su alma está llena de pura maldad.
A pesar de que has visto otras 10 películas de Halloween (y si no las has visto probablemente has escuchado hablar de alguna), es muy importante mencionar que esta es una línea de tiempo directa de la primera.
Los valores de producción son fantásticos comenzando con la presencia de su protagonista y el detalle en los guiños a la primera entrega, como la cicatriz en el brazo de Laurie, o la ya clásica caída del balcón para desaparecer.
Pero la mejor parte, la que nos hace recordar y sentir miedo definitivamente, es la búsqueda de Michael por su arma favorita, para esto el director David Gordon Green nos regala un muy bien realizado plano secuencia que vale la pena destacar por la complejidad del mismo, comenzando en sus pies, siguiéndolo por una casa, matando con diferentes herramientas, caminando por la calle en plena noche de brujas mientras en el fondo las cosas siguen su curso, los niños corren, los adultos se van de fiesta, y la cámara lo sigue por el set como si fuera la vida real, ni una luz fuera del lugar, ni una sombra o reflejo de la cámara por accidente, con movimientos naturales, sin forzar, todos llegando a la marca en donde tienen que estar para la siguiente acción y apoyándose en los sonidos, en los fuera de cámara, que buen trabajo en equipo y que bien está escrito el guión.
La formula perfecta para una buena película de terror es tener un buen guión, una buena puesta en escena y por supuesto, un buen villano. Michael Myers representa uno de los terrores más grandes que los seres humanos tenemos, la incertidumbre, no saber qué, por qué o quién, esta es la razón por la que nos da tanto miedo, no sabemos realmente como se ve físicamente, la fascinación con no conocer su rostro o su voz nos hace sentir angustia, realmente el asesino podría ser cualquiera, tu vecino, tu hermano, incluso tu mismo.