Hay una historia detrás de cada superstición
¿Te has preguntado por qué algunas personas evitan los gatos negros o romper espejos? Conoce la historia que hay detrás cada superstición.
Pese a gozar de un trato de reyes durante siglos (los antiguos egipcios los veneraban; la diosa nórdica Freya usó una carroza tirada por ellos), la reputación de los gatos se vio dañada en la década de 1200, cuando el papa Gregorio IX, al librar una guerra cultural contra los símbolos paganos, los calificó como siervos de Satanás, ahí nació la superstición.
Debido a esto se aniquilaron miles de mininos —especialmente negros— en toda Europa. Algunos historiadores dicen que hubo una consecuencia negativa, pues quizá gracias a esto proliferaron los roedores portadores de enfermedades que transmitieron la peste bubónica en 1348.
Aun así, continuaron los rumores de que sus dientes y su piel eran venenosos, y en la época de la cacería de brujas (alrededor de 1600) muchos puritanos estaban convencidos de que los gatos negros eran “familiares” (demonios que sirven a las brujas) y los evitaban como si fueran la peste.
Según el contexto, una escalera apoyada en una pared puede representar un día de trabajo honrado, un problema de geometría o un símbolo de la Santa Trinidad que, en caso de ser alterado, podría condenar tu alma. Esto último es lo que creían algunos cristianos antiguos: que cualquier triángulo representaba a la Trinidad y, por lo tanto, modificarlo podría convocar al Maligno.
Hoy día, nuestra fobia a pasar debajo de una escalera es un poco más práctica: nos podrían caer herramientas, escombros o incluso un ser humano menos afortunado que nosotros.
Muchas culturas antiguas coinciden en esto: tu reflejo no solo revela si estás despeinado; también contiene parte de tu alma. Así pues, romper un espejo significa fracturar nuestra propia esencia, lo cual nos deja vulnerables a tener mala suerte.
Pero ¿por qué debe durar siete años? Algunos escritores citan a los antiguos romanos, que al parecer creían que el cuerpo y el alma humanos se regeneran por completo cada siete años. Cualquier pobre mortal que fracturara su espíritu en un espejo tendría que soportar el mal karma hasta que se renovara.
¿Te has preguntado de dónde viene la palabra “lunático”? Pues está relacionado con el satélite natural de la Tierra. Muchos griegos sabían que la Luna y su diosa homónima controlaban las mareas; Aristóteles consideraba que el cerebro humano (el órgano más “húmedo”) era particularmente susceptible a su atracción. Hipócrates coincidía con él y escribió: “Quien se ve embargado por el terror, el espanto y la locura durante la noche, recibe la visita de la diosa Luna”.
Actualmente, algunos empleados de las salas de urgencias de los hospitales siguen creyendo que la Luna llena acarrea problemas.
Quizá conoces el mito de que al estornudar se detiene el corazón (no es así), o que el cuerpo se separa del alma (la ciencia se niega a comentar al respecto). Sin embargo, para explicar el ritual de decir “Jesús” o “Salud” tras un estornudo debemos referirnos a otro papa.
Durante la primera epidemia de plaga registrada (siglo VI), los estornudos a menudo presagiaban una muerte repentina. Como una medida desesperada, Gregorio I supuestamente le pidió a su grey que dijera “Jesús” cada vez que alguien estornudara. Actualmente lo decimos por mera educación.