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Hígado graso, enfermedad silenciosa que ataca a la raza latina

En México, 49.6 por ciento de la población adulta padece hígado graso no alcohólico, principal causa de enfermedad hepática crónica con desenlaces catastróficos como trasplante o cáncer.

La enfermedad hepática grasa no alcohólica es un término genérico para múltiples y variadas alteraciones hepáticas que afectan a quienes ingieren muy poco o nada de bebidas alcohólicas.

La alteración más simple consiste en el hígado graso o esteatosis hepática que se caracteriza por la gran acumulación de grasa en las células de este órgano. Este padecimiento puede evolucionar a estados más avanzados (esteatohepatitis) e irreversibles de daño hepático (cirrosis).

La enfermedad por hígado graso no alcohólico se define como la presencia de grasa o esteatosis (macro o microvesicular) en más del 5% de los hepatocitos sin que exista consumo significativo de alcohol y después de excluir otras causas de enfermedad hepática.

La prevalencia mundial se reporta que un 25 por ciento de los países occidentales tiene hígado graso.

¿Cuál es la prevalencia del hígado graso en México?

En 2022 se dio a conocer el estudio ‘Prevalencia de la enfermedad de hígado graso asociado al metabolismo en México y desarrollo de una herramienta de detección: Sistema de puntuación MAFLD-S’.

Ese estudio permitió hacer una estimación de la incidencia de hígado graso en cinco estados de la República (Jalisco, Estado de México, Nuevo León, Ciudad de México y Puebla) y dio como resultado que el 50 por ciento de la población puede tener hígado graso.

“Fue realizado de una forma predictiva que coincide en que el 50 por ciento de la población mexicana podría tenerlo” explica Eira Cerda, gastroenteróloga y hepatóloga experta en diagnóstico y tratamiento de enfermedades del hígado.

¡Aguas con la grasa abdominal!

Las personas con obesidad central tienen más predisposición a hígado graso. Se estima que alcanza una prevalencia de 70-100 por ciento, mientras que la esteatohepatitis y la cirrosis se presenta en 20-25 por ciento y de 2-3 por ciento, respectivamente.

“Quienes tienen un índice cintura-cadera de más de 108 centímetros en hombres y 98 en mujeres son los más expuestos, sobre todo si viven con diabetes y/o dislipidemias”. También es más frecuente entre los hombres mayores de 60 años.

Pero las personas con un peso normal tampoco están exentas de padecerlo. El hígado graso se puede presentar hasta en el 29 por ciento de las personas que están en su peso. Estos son 9 síntomas del hígado graso que debes tomar en cuenta.

¿Estás en tu peso? ¡Ni así te salvas!

Quienes no tienen sobrepeso no deben confiarse. La recomendación de los especialistas es la búsqueda de ciertos factores de riesgo metabólico, es decir, que existan algunas alteraciones de triglicéridos, intolerancia a la glucosa o hipertensión.

A las cuestiones como sobrepeso e hipertensión se le suma la predisposición genética del mexicano a padecer esta enfermedad. “Ser latino es un factor de mayor riesgo” explica la especialista.

Se ha demostrado que la presencia de alteraciones en algunos genes, y en particular el “polimorfismo en el gen PNPLA3”, está relacionado con la susceptibilidad de padecer hígado graso no alcohólico, así como su progresión a las formas más agresivas.

¿Y los niños?

La obesidad infantil es muy alta en México, así que los menores están en riesgo.

Si los niños o adolescentes tienen hígado graso hablamos de que es más elevado el riesgo de que desarrollen enfermedad hepática, pues están cursando con la enfermedad desde edades tempranas, así que podrían padecer cirrosis hepática y sus complicaciones” precisa la hepatóloga.

Cada vez hay más gente con problemas de hígado relacionadas con el hígado graso. Esto también se debe a que las enfermedades hepáticas son silenciosas, se detectan hasta que están muy avanzadas (coloración amarilla, hinchazón de pies y abdomen (citis) o llegan a urgencias con datos de hemorragia varicial).

¿Puede revertirse la enfermedad?

La fibrosis hepática se divide en F1, F2, F3 y F4. En el 1 hay poco daño, mientras que en la segunda etapa el hígado ya se está endureciendo. El 3 se conoce como fibrosis avanzada, que es un paso antes de la cirrosis, porque el F4 es una cirrosis establecida donde se aprecia un hígado empequeñecido y duro. El F4 ya tiene complicaciones y es muy difícil revertirlo. “Ya no será un hígado sano”.

Un grado 3, dependiendo de su etiología y de si se logra el control del factor que está enfermando al hígado (hepatitis B o C o enfermedad de Wilson) mediante un tratamiento que mejore la inflamación, es posible la estabilización del hígado y así llegar a un F2 y, si se tiene un F2, lograr que se estabilice y el F1 puede llevarse a la normalidad.

¿Qué hacer contra esta enfermedad?

Lo primero es la detección temprana. Para ello lo ideal es el monitoreo de los pacientes con factores de riesgo. Una vez diagnosticado, se procede a un cambio de estilo de vida.

El impacto debe venir desde la medicina preventiva, pues una persona que pasa tres años con hígado graso puede alcanzar los distintos grados de fibrosis. De esa población, el 20 por ciento de los que tengan F3 en dos años pueden desarrollar cirrosis hepática. De ahí la importancia de detectarlos”.

Las primeras acciones están relacionadas con los kilos. La disminución de 3-5 por ciento del peso inicial mejora la esteatosis, pero una reducción de 10 por ciento o mayor se asocia con una remisión de la enfermedad hepática en 97 por ciento de los pacientes.

Pero esa pérdida debe ser paulatina y con dietas reconocidas como la mediterránea. “No hay que recurrir a las de moda, pues no son buenas, menos si la pérdida de peso es muy rápida. Lo ideal es trabajar con un nutriólogo experto, quien creará un régimen especializado”.

Los estudios necesarios

La forma más fácil de saber si tienes hígado graso es checarte. La biometría hemática, los tiempos de coagulación, la prueba de funcionamiento hepático o una bioquímica hepática donde se ven las enzimas del hígado (como la albumina) son las pruebas adecuadas para un diagnóstico oportuno.

Otro estudio puede ser un ultrasonido de hígado. “Lo negativo de esa prueba es que solo aparece la grasa a partir del 30 por ciento; si hay muy poca no se verá” comenta la Dra. Elda Cerda.

Existen estudios más detallados, pero no son de rutina, sino que tienen que ser pedidos por un especialista. Se trata de la elastografía transitoria y de la elastoresonancia.

Los tratamientos

Aunque el estándar de oro es la pérdida de peso y la práctica de ejercicio, se puede echar mano de antioxidantes autorizados por las guías europeas y de Estados Unidos. Los médicos internistas pueden recetar algunos como la sibilina o el  ácido alfa-lipoico.

“Debe recordarse que ciertos medicamentos y la herbolaria mal usada puede ser contraproducente, además de que no debe usarse lo que recomiendan los vecinos o familiares”.

Respecto a la medicina alópata, en la actualidad existen diversos medicamentos en estudios. “Se sabe que la semaglutida mejora la fibrosis hepática y ayuda a la pérdida de peso”.

El ácido uveticólico, que actúa sobre los receptores que están a nivel de los hepatocitos, también ha dado buenos resultados.

¡Conoce si padeces hígado graso!

Como la población mexicana está en riesgo y lo mejor es la prevención, la farmacéutica Medix, líder internacional en la fabricación de medicamentos para el tratamiento integral de sobrepeso y obesidad, obsequia 10 cortesías de estudio en sangre de función hepática, así como 10 cortesías para un ultrasonido. Los estudios serán realizados en las unidades de Salud Digna en la Ciudad de México.

Para recoger las cortesías es imprescindible enviar un correo a community manager@selecciones.com.mx una vez que se recibas la confirmación de que eres ganador, hay que presentarse con una identificación oficial en la siguiente dirección para recoger la cortesía (1 por persona y solo aplica para la Ciudad de México).

EJE COMUNICACIÓN: Insurgentes Sur 1431, piso 10, Colonia Insurgentes Mixcoac. Alcaldía Benito Juárez C.P. 03920

“Si un paciente llega a cirrosis la única alternativa es un trasplante de hígado” puntualiza Aldo Torre Delgadillo, hepatólogo, gastroenterólogo e investigador invitado del INCMNSZ.

La combinación de hígado graso con una enfermedad metabólica aumenta de dos a tres veces el riesgo de cáncer hepático y duplica el riesgo de enfermedad cardiovascular, entre otras complicaciones.

“Es urgente atender esta situación y voltear hacia los menores por la alta prevalencia de obesidad infantil”, finalizó Torre Delgadillo.

Eliesheva Ramos

Como periodista tengo la misión, parafraseando al intelectual español Julio Anguita, de perturbar, de agitar el cerebro, de mover las conciencias. Para lograr esos objetivos me aferro al abecedario como otros se aferran al escapulario. Me especializo en notas de salud, bienestar, estilo de vida, gastronomía y viajes.

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