El incremento de lípidos en el hígado, en particular de colesterol, es factor concluyente para desarrollar hígado graso, que a su vez puede detonar colestasis –entre otros padecimientos hepáticos– que consiste en la disminución o la ausencia del flujo normal de bilis de ese órgano al duodeno y es causa de numerosas intervenciones quirúrgicas e incluso de muerte de pacientes en México, explicaron los doctores Natalia Nuño Lámbarri y Luis Enrique Gómez Quiroz.
Los ganadores del Premio a la Investigación 2018 en el Área de Ciencias Biológicas y de la Salud que otorga cada año la Universidad Autónoma Metropolitana, añadieron que la obesidad es un problema de salud alarmante entre los mexicanos y está estrechamente asociada al hígado graso.
Este eliminador de sustancias tóxicas del organismo es una pieza básica para el buen funcionamiento del cuerpo humano, al desempeñar gran cantidad de funciones:
El proyecto La sobrecarga de colesterol agrava la colestasis obstructiva induciendo estrés oxidante y muerte prematura en ratones –dirigido por el doctor Gómez Quiroz, adscrito al Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa, y con el que Nuño Lámbarri obtuvo el Doctorado en Biología Experimental por la misma sede académica– establece el nexo entre ese componente graso y el recrudecimiento de la colestasis obstructiva, caracterizada por el incremento de ácidos biliares intrahepáticos y sistémicos, lo que derivaría en la muerte de una persona sin un manejo clínico adecuado.
La miembro de la Fundación Medica Sur encontró que la abundancia de lípidos, básicamente colesterol, resulta clave en la predisposición a desarrollar cuadros más graves. Los científicos emplearon ratones a los que se les propició una oclusión en el conducto biliar para recargar el hígado con ácidos biliares con una dieta alta en colesterol, la materia que más trastoca el hígado, incluso por encima de los triglicéridos u otros lípidos, con lo que demostraron que cuando hay exceso de esa grasa en dicho órgano, además de colestasis, el deterioro es mayor, respecto de cuando no se es sometido a una alimentación rica en colesterol, que agrava el hígado.
La obturación en los conductos biliares puede darse por infinidad de razones, entre ellas la existencia de un tumor que cierre los canales que hacen fluir los ácidos biliares hacia el intestino, o de litiasis –formación de cálculos o piedras– quedándose atrapados en ese órgano y si a eso se sumara la grasa, el pronóstico sería peor, por la unión de las dos enfermedades, precisó Nuño Lámbarri.
La indagación –publicada en la revista Oxidative Medicine and Cellular Longevity– es trascedente porque en México existen pocos análisis enfocados en las secuelas por el exceso de grasa, en especial de esa sustancia cerosa en el sistema hepático y, aun cuando “mucho se habla del colesterol y su vinculación con dificultades de índole cardiaco y circulatorio, entre otras, poco se hace” en cuanto a las implicaciones en el hígado, subrayó el doctor Gómez Quiroz.
También es notable porque por primera vez quedó demostrado que la abundancia de ese componente confiere mayor agresividad a la colestasis obstructiva, muy frecuente entre los mexicanos y que en términos coloquiales “describimos como piedras en la vesícula”, no obstante que constituye una de las principales causas de intervención quirúrgica en los servicios de cirugía de los hospitales públicos en México.
Una sobredosis de colesterol –algo peligroso en sí mismo– puede agudizarse, como evidenció la experimentación en animales: aquellos con una dieta alta en ese compuesto y con procedimiento quirúrgico por colestasis obstructiva murieron prematuramente, en menos de tres días, contrario a lo sucedido a los que tuvieron una alimentación balanceada, que vivieron siete días.
Los científicos dedujeron que una nutrición alta en ese lípido –como es habitual entre los mexicanos– representa problemas serios de salud, por lo que este trabajo abrió rutas nuevas de conocimiento, incluida la asociación entre sobrecarga de colesterol, por un lado, y tumores hepáticos y desórdenes en términos de reparación de tejidos, por otro.
El Laboratorio de Fisiología Celular de la UAM marcha en esa dirección, al proveer información útil al especialista clínico, sobre todo para considerar en pacientes con hipercolesterolemia que requieren una atención mayor para evitar cuadros severos.
El hígado graso es detonante de colestasis, que afecta la reparación y el mantenimiento de las células hepáticas, conduciendo a la progresión del mal y a un pronóstico desfavorable, corroboró el estudio, realizado en colaboración con el doctor José Carlos Fernández Checa, especialista del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona, España.
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