Estos son algunos hábitos invernales que pueden costarte caro

Entérate de cuáles puedes permitirte y cuáles no.

Dejar flores de nochebuena al alcance de niños o mascotas – No muy bueno

Pese a su fama de “venenosa”, la nochebuena es sólo un poco tóxica. Un niño de 23 kilos tendría que comer más de 500 hojas de la planta para intoxicarse, y no se sabe de ninguna muerte debida a esta causa.

Un niño de dicho peso sentiría náuseas o vomitaría si llegara a comer unas cinco hojas de flor de Nochebuena, pero no sufriría mayores consecuencias (además, las hojas tienen un sabor desagradable, así que no es probable que comiera muchas).

A perros y gatos la planta puede causarles babeo, vómito o diarrea, pero no hay que acudir al veterinario a menos que los síntomas sean intensos. Para evitar contratiempos, no dejes nochebuenas al alcance de mascotas o niños pequeños, pero no hace falta que te prives de tu planta navideña favorita.

Colgar a la intemperie series de luces navideñas para interior – Bastante malo

Muchas de las luces navideñas que se fabrican hoy están pensadas para instalarse tanto en espacios cerrados como abiertos, pero algunas no se deben dejar a la intemperie.

Las de interior son menos resistentes a la humedad, lo que puede producir cortocircuitos y daños en tiempo húmedo. Algunos productos cuya seguridad se ha verificado tienen la etiqueta UL (de Underwriters Laboratories, una empresa multinacional que los inspecciona). En las luces para interior la etiqueta es verde, y en las que son para exterior, roja.

Echar agua caliente a un parabrisas congelado – Bastante malo

Parece un truco ingenioso, pero si la temperatura ambiente es inferior al punto de congelación (0 °C), sólo conseguirás añadir otra capa de hielo al parabrisas.

Y si la diferencia de temperaturas entre el aire exterior y el agua es muy grande, esta solución podría incluso romper el vidrio. Mejor rocía el parabrisas con una mezcla de una parte de agua por dos de alcohol desnaturalizado, lo que derrite el hielo al instante.

No calentar el motor del auto antes de conducir – Nada malo

Calentar el motor era necesario en los coches viejos que tenían carburador, el dispositivo que admitía la mezcla de aire y gasolina al motor.

El aire frío podía alterar la proporción entre aire y gasolina, haciendo que el motor echara humo o se parara. Los modelos fabricados de finales de los años 90 en adelante tienen sistemas electrónicos con sensores que mantienen la proporción adecuada.

Aun a temperaturas bajo cero, bastan 30 segundos para poner en circulación el aceite.

Dormir junto a un calefactor eléctrico – Bastante malo

Podría parecer inofensivo, pero en Estados Unidos la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo calcula que los calefactores causan más de 25,000 incendios domésticos al año, la mayoría de ellos por errores humanos como dejar el aparato demasiado cerca de cortinas y tapices. Si quieres dormir junto al calefactor, conéctalo a un temporizador que lo apague automáticamente.

Dejar que las mascotas tomen agua del pie de árbol de Navidad – Bastante malo

El agua de los pies para árbol provistos de recipiente suele estar contaminada con los conservadores que se aplican al tronco (a menudo hechos con fertilizante y fungicida), lo que puede causarles vómito y otros trastornos digestivos a los animales.

En el agua estancada también pueden proliferar las bacterias. Ciñe el tronco del árbol con un faldón ajustado para que tu mascota no pueda beber de esa agua.