¡Impresionante! 5 misterios del mundo animal
En fenómenos que tenemos alrededor del mundo, buscamos a través del conocimiento, respuestas del comportamiento de diversas especies animales en la Tierra.
Te has preguntado, ¿cuál es el trasfondo de algunas especies, y la razón de ciertos comportamientos? Hoy conoceremos cinco cosas sobre misterios animales que quizás desconocíamos.
En primavera o al inicio del verano, los salmones de Alaska, que habitan en el lejano océano Pacífico, inician el viaje de su vida. Nacieron seis años atrás en las cabeceras de los ríos de América del Norte. Ahora es el momento de regresar, guiados por un aroma que nunca olvidaron. Desde la costa, el salmón viaja río arriba hasta el lugar de su nacimiento, unos 2 400 kilómetros.
Cuando las cataratas le bloquean el camino, el salmón salta y mueve su poderosa cola hasta llegar a la cima del muro de agua. Una vez alcanzada la meta, los peces se aparean, hacen sus nidos superficiales en la arena y ponen miles de huevos. Después, mueren exhaustos, pero sus numerosos vástagos sobrevivirán y heredarán los genes y las mismas necesidades de sus padres, para perpetuar la especie.
Todos los años, en marzo, cuando hay luna llena, las playas del sur de California, Estados Unidos, se tiñen de plata debido a los cuerpos brillantes de miles de gruñones. Estos pequeños peces encallan y forman un larguísimo cinturón que se extiende a lo largo de la orilla del mar y, con cada ola que llega, arriban más peces que quedan retorciéndose en la arena.
Las hembras serpentean con parsimonia y se sepultan en la arena hasta que sólo la cabeza queda afuera. Cada gruñón macho escoge una pareja y se coloca alrededor de ella para depositar su esperma o lecha mientras ella pone los huevecillos. La siguiente o la devolverá a la pareja de peces al mar.
Si el gruñón cumple a tiempo con sus deberes y las hembras desovan en el lugar preciso, los huevos fertilizados permanecerán en la arena húmedos durante las siguientes dos semanas, fuera del alcance de cualquier depredador marino hasta que la fuerza gravitacional de la Luna y el Sol se combinen para producir la marea más alta del mes. Las vibraciones de las olas contribuyen al rompimiento de los huevecillos.
El método de apareamiento de los gruñones parece peligroso e, inevitablemente, muchos de ellos quedan varados en la playa y se convierten en presa fácil de las gaviotas (peligro que también corren los huevecillos y las crías). Los gruñones de la actualidad heredaron esta peligrosa práctica de las primeras generaciones, pero la razón por la cual la adoptaron sigue siendo un misterio para los estudiosos del comportamiento animal. Quizás hace mucho tiempo existían pocos depredadores en la costa, por lo que era más seguro poner los huevecillos en la playa que en el mar. Si fue así, entonces valía la pena correr el riesgo.
Los cangrejos bayoneta, o límulos, no son realmente cangrejos, sino parientes lejanos de las arañas y de los escorpiones. Su caparazón liso les da un singular y extraño aspecto, pero en realidad se trata de los habitantes más antiguos de la Tierra y su apariencia ha cambiado muy poco en casi 200 millones de años.
Al inicio del verano, los límulos salen del mar para desovar en la arena de las playas de la costa oriental de Estados Unidos. Muchos de sus ancestros hicieron lo mismo antes de que existieran los dinosaurios. Las hembras cavan un pequeño nido en la arena en el cual depositan unos 80 000 huevos. A medida que realizan esta labor, los machos se prenden a ellas con sus patas delanteras para fertilizarlos.
Aunque los caparazones en forma de herradura protegen a los límulos de sus posibles depredadores, sus huevos verdosos son un verdadero manjar para los pájaros que vuelan hasta la costa para alimentarse. Algunas aves que viajan desde América del Sur hasta sus criaderos árticos muy posiblemente sincronizan su vuelo de manera que coincida con el desove de estos cangrejos bayoneta.
Con tantas bocas hambrientas esperando a devorar sus huevos, es difícil entender por qué estos animales desovan en la playa y no en el mar. Hasta cierto punto son prisioneros de una pauta establecida en un pasado remoto. Aun así, en el mundo moderno también logran tener éxito, ya que ni siquiera el ejército de sus depredadores puede comerse todos los huevos.
La isla Christmas está en el océano Índico, 320 km al sur de Java. Las selvas constituyen la mayor parte de su vegetación y forman un hábitat para 120 millones de cangrejos rojos que se alimentan de las flores y de los frutos, caso único en el mundo.
Los cangrejos tienen poca competencia, porque pocos animales terrestres han podido llegar a la isla.
Aunque sus distantes ancestros procedían del océano, estos cangrejos ahora son terrestres y no pueden nadar. A pesar de su exitosa colonización, sus larvas sólo pueden desarrollarse en el mar.
Todos los años millones de cangrejos abandonan los bosques y llegan a la costa para reproducirse. Muchos mueren en el camino y los que llegan corren el riesgo de ahogarse. El apareamiento ocurre en la playa: cada hembra lleva miles de huevos en una bolsa que se halla bajo la cola.
En el punto donde se juntan la arena y el mar, la hembra desova. Algunas hembras son arrastradas por las olas, pero muchas sobreviven y regresan al bosque. Los huevecillos se abren en las aguas del mar, donde las larvas se desarrollan y luchan con ahínco por llegar a tierra en forma de cangrejos miniatura después de 25 días.
Cada dos o tres años, en noviembre, numerosas tortugas verdes salen de su hogar, situado cerca de la costa brasileña, para emprender una épica travesía de 2 000 km. Su meta es la isla Ascensión, un pedazo de tierra de tan sólo 88 km2 que se halla en medio del Atlántico Sur. Estos animales llegan a su destino ocho semanas después de haber nadado aproximadamente 50 km por día para aparearse en la costa.
Protegidas por la oscuridad las hembras llegan a las playas de la isla. Ahí, hacen hoyos en la arena en los cuales ponen cerca de 140 huevos. La lenta deriva de los continentes sobre el planeta puede explicar en parte el extraordinario viaje de estas tortugas. Hace 120 millones de años, África y América empezaron a separarse y nació el océano Atlántico. Aparecieron islas volcánicas en el mar y los ancestros de algunas tortugas brasileñas anidaron en ellas para escapar de los depredadores existentes en tierra firme.
Generalmente, las tortugas adultas regresan a la playa donde nacieron para reproducirse, pero el embate del océano Atlántico acabó con la mayoría de las islas y la única que queda es la Ascensión. Además, el problema de las tortugas se acentúa a medida que América del Sur se aleja del lugar donde se reproducen. En estas circunstancias, el paso del tiempo es un enemigo invencible para los quelonios.
¿Interesante no crees? Así como estas historias animales, existen muchas más que te sorprenderán y que poco a poco iremos revelando. ¿Qué historias misteriosas conoces del mundo animal? ¿De qué otras especies te gustaría saber?
Extraído del libro: “Secretos del Mundo Animal”, Reader’s Digest