¿Sabías que un robot estereotáctico está ampliando las opciones de cirugía de epilepsia, incluso a aquellas que antes se consideraban inoperables?
Al igual que un dispositivo ‘GPS’, el robot estereotáctico funciona, entre otras cosas, como un escáner más preciso que la resonancia magnética, que sirve para facilitar la búsqueda de focos epileptógenos en el cerebro.
El brazo de este dispositivo está diseñado para realizar la cirugía con instrumentos extremadamente pequeños, a menudo tan delgados como una aguja. Su rango de movimiento y la capacidad de asumir diferentes posiciones permiten mayor precisión y una recuperación más rápida para los pacientes.
“El enfoque médico ha cambiado, ahora los tratamientos para la epilepsia son más agresivos porque hablamos de una enfermedad incapacitante”, explica a Selecciones Camilo García, especialista en epilepsia de la Clínica Cleveland, en Ohio, Estados Unidos, país donde se utiliza esta tecnología.
Aunque es considerado el segundo trastorno neurológico más común a nivel mundial, el 75 por ciento de las personas que viven con epilepsia no está recibiendo ningún tipo de tratamiento, precisa el doctor García.
La epilepsia es un mal que cualquiera puede desarrollar. Este trastorno neurológico crónico es desencadenado por la aparición eléctrica anormal en la corteza cerebral, lo que provoca diferentes reacciones, siendo las más conocidas las convulsiones violentas y la pérdida del conocimiento.
La epilepsia afecta al 1 por ciento de la población mundial, es decir, a 50 millones de personas. En México, dos de cada cien personas la padecen.
Las causas son diversas: enfermedades del desarrollo del cerebro, traumatismo, padecimientos del sistema nervioso central de origen parasitario como la negrocisticercosis, muy rara en Estados Unidos pero común en México y Colombia.
El 70 por ciento de las personas que padecen esta enfermedad se controla con fármacos, de los cuales existen una treintena en el mercado.
“Cuando hablamos de control estamos hablando de que se controlan completamente las crisis epilépticas” puntualiza Camilo García.
Quienes no presentan mejoría con tratamientos farmacológicos tienen otra opción: El tratamiento quirúrgico, medida recomendada tanto por la Asociación Americana de Neurología como por la Asociación Americana de Epilepsia.
Cualquier persona que presente una lesión cerebral que pueda removerse es candidato a cirugía, precisa García.
A pesar de que la cirugía cura ciertos tipos de epilepsia, no se realiza con la frecuencia que debería. Tanto neurólogos como médicos internistas no refieren a los pacientes con el especialista a pesar de que presentan crisis importantes.
“Hace falta información respecto a la cirugía; algunos pacientes tardan hasta 20 años en ser operados” asegura Camilo García.
Dietas cetogénicas: Este régimen altera la manera en la que el cuerpo obtiene energía a partir de los alimentos (es una dieta baja en carbohidratos, centrada en el consumo de grasas naturales, con ingesta de proteínas adecuadas par la formación de cuerpos cetónicos, que son utilizadas de manera alternativa por el cerebro como fuente de energía ante la falta de glucosa). Es muy recomendable para los infantes, y existen registros de que algunos niños presentan una disminución en la frecuencia de los ataques, mientras que otros ya no vuelven a tenerlos.
Estimulador del nervio vagal: Este tratamiento se usa en México desde hace más de 30 años. Este sistema consta de un generador de impulsos eléctricos que se implanta bajo la piel mediante un procedimiento quirúrgico.
Estimulación cerebral profunda: Consiste en insertar en el cerebro un electrodo (alambre quirúrgico muy fino), el cual va conectado a una batería llamada ‘neuroestimulador’ (parecida al marcapasos) que envía estimulación eléctrica a áreas específicas del cerebro.
Aunque no se encuentra al nivel de Estados Unidos, México está muy adelantado en tratamientos contra la epilepsia, incluso podría considerársele de los más modernos de América Latina.
Aunque dos de cada cien mexicanos viven con esta condición, la epilepsia sigue estando rodeada de mitos, los cuales impiden un diagnóstico oportuno que redundaría en una mejor calidad de vida para quienes se enfrentan a ese mal. Aquí te explicamos los más comunes:
Los pacientes ‘sienten’ que viene una crisis: Sólo algunos pacientes llegan a tener esta sensación llamada aura, que puede ser positivo, pues les “avisa” y ellos pueden tomar las precauciones oportunas antes de la crisis.
La epilepsia causa retraso mental: Algunas personas con retraso mental o alguna lesión cerebral tienden a ser más propensas a la epilepsia, sin embargo, la propia enfermedad no es la causa de su retraso o padecimiento.
La enfermedad es genética: Las probabilidades de que un hijo la herede son muy bajas y no todos los tipos de epilepsia son hereditarios.
La epilepsia cambia la apariencia física del paciente:
Las crisis epilépticas crean una contracción de los músculos pero vuelven a su normalidad terminando el episodio.
Las mujeres con epilepsia no pueden amamantar: Los nutrientes que les transmiten a sus hijos son los mismos que una persona que no manifiesta la enfermedad.
Un niño con epilepsia necesita educación especial: Los menores no sufren ninguna alteración cognitiva o intelectual al tener el tratamiento antiepiléptico adecuado.
A partir de esta investigación, ¿consideras que la inversión en la generación de mecanismos, medicamento y tratamientos para la epilepsia debe ser auspiciada por gobierno e instituciones especializadas?
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