Inteligencia Artificial detecta hasta 7 años antes la aparición de Alzheimer
Cuanto más temprano los médicos puedan detectar el Alzheimer es más probable que algún día puedan retrasarlo de manera efectiva y tratarlo.
La Inteligencia Artificial (IA) está presente en todo. En 1943 se registraron los primeros trabajos, los cuales se relacionaban con el juego de las damas. Pero en 1950 el matemático británico Alan Turing realizó una prueba para identificar la capacidad de una máquina para comportarse con la inteligencia de un ser humano.
El término se acuñó en 1956, y en la década de 1970 aparecieron los modelos expertos y en 1997 la computadora Deep blue se hizo famosa porque derrotó en seis partidas de ajedrez al entonces campeón del mundo Garri Kasparov. Y el resto es historia.
El Alzheimer es una enfermedad devastadora que comienza con signos vagos, a menudo mal interpretados, de pérdida leve de la memoria, seguidos de una disminución lenta y progresivamente grave de la capacidad cognitiva y la calidad de vida.
Estimaciones afirman que en América (en concreto Latinoamérica) los casos de demencia -donde se incluye Alzheimer- aumentarán hasta más de 27 millones en 2050.
Actualmente, no existe una cura o prevención eficaz. Debido a su naturaleza y cómo se afianza dentro del cerebro, es probable que la mejor manera de retrasar su aparición y ralentizar su progreso sea la intervención temprana. Disminuye el riesgo de padecer Alzheimer con estos 4 hábitos.
Es decir, cuanto más temprano los médicos puedan detectar el Alzheimer –incluso antes de que los síntomas aparezcan– es más probable que algún día puedan retrasarlo de manera efectiva y tratarlo.
Desafortunadamente para la mayoría, cuando el Alzheimer se diagnostica a menudo es demasiado tarde para evitar que la enfermedad se acelere y se afiance por completo.
En el último siglo la piedra angular del diagnóstico es la revisión clínica, es decir, la interacción presencial entre el paciente y su médico. Estos encuentros están determinados por el diálogo y la producción lingüística.
Esos diálogos ahora son más importantes que nunca, pues gracias a la IA el tono de voz del paciente o la presencia de metáforas en su discurso son analizados y sirven de parámetro para el diagnóstico oportuno de daño cognitivo en las personas a medida que envejecen, explica Guillermo Cecchi, gerente del Laboratorio de Psiquiatría Computacional y Neuroimágenes de IBM Thomas J. Watson Research Center, quien encabeza una investigación sobre el diagnóstico temprano de Alzheimer a través del estudio de marcadores del habla.
Un ejemplo de las bondades de la IA aplicada a métodos tradicionales es el uso de una prueba usada desde hace cinco décadas en Estados Unidos como parte de la batería de evaluación de la salud mental.
El test es el siguiente: Se le solicita al paciente que un par de minutos describa una imagen en donde aparecen un niño sobre un banco intentando alcanzar unas galletas de la alacena, mientras su hermana permanece a su lado y una mujer lava los platos en una cocina.
“El discurso del paciente al mirar esa lámina predice hasta con un 70 por ciento de efectividad la escala mental” agrega.
“Tomando simplemente la estructura sintáctica, sujetos y predicados —lo aprendido en la primaria— es posible inferir la escala de deterioro cognitivo que se conoce como mini estado mental”.
Esto es una gran noticia, pues es una prueba que puede ser realizada repetidamente tanto en el consultorio como en la casa en un par de minutos, mientras que la interacción con un neurólogo sería de 60 a 90 minutos.
Tomando como base el estudio del robo de las galletas, los investigadores realizaron un trabajo es un clásico en la neurología —una prueba que había sido cualitativa— es el coloquialmente llamado ‘estudio de las monjas’.
Dicho estudio analizó la evolución de las monjas desde que entran al convento, por lo regular cuando son muy jóvenes, y hasta una edad avanzada.
Para la predicción sobre si desarrollarían o no Alzheimer o algún tipo de demencia se usaron sus diarios y otros escritos solicitados por el convento al momento del ingreso.
¿Podría una muestra lingüística muy simple de las personas en el momento en que eran cognitivamente sanas determinar si van a desarrollar Alzheimer antes de los 85 años o después o nunca? Se preguntaron los especialistas.
Pues la respuesta sí. “Si tomamos la información lingüística presente es posible determinar con el 75 por ciento de certeza que habrá o no Alzheimer. Este es un aumento significativo con respecto a las predicciones basadas en escalas clínicas (59%) y en la elección aleatoria (50%)” dice Guillermo Cecchi.
Esto demuestra que mediante el uso de técnicas de inteligencia artificial puede obtenerse información riquísima sobre la trayectoria cognitiva de la persona.
Ahora se sabrá sobre la presencia de la enfermedad unos 6 o 7 años antes de que haya un síntoma reconocible mediante los métodos tradicionales.
“El valor de estos descubrimientos no radica en la posibilidad de predecir el desarrollo de la enfermedad, sino que ahora existe la posibilidad de saber que altamente probable que una persona desarrolle una patología cognitiva y actuar en consecuencia.
El lenguaje, lo que se dice y cómo se dice, es clave en la comprensión del funcionamiento del cerebro.
En última instancia, los investigadores esperan que este estudio ayude en el desarrollo futuro de una herramienta simple, directa y de fácil acceso para apoyar a los médicos en la evaluación del riesgo de un paciente de contraer Alzheimer, a través del análisis del habla y el lenguaje, junto con una serie de otros marcadores de la salud y la biometría de un individuo.