¿Lo Sabías?

¿A quién le escribirías una nota de agradecimiento y por qué?

Sin prestar demasiada atención, abro la lonchera de mi hija para vaciarla. Un papelito sale volando y cae al suelo. Aún con la mente en otro lado, me agacho a recogerlo. La palabra Mamá salta a la vista. “Mamá, gracias por prepararme un delicioso almuerzo”, me alegra su agradecimiento.

Aunque en estos 10 años de preparar alimentos a mis hijos para que los lleven a la escuela jamás he dejado notas en sus loncheras, mi niña de ocho años planeó esto ella misma; se mantuvo firme a su idea durante el recreo, redactó la carta en cuanto regresó al salón y recordó meterla al recipiente. Si alguna vez me quejé de esta responsabilidad, jamás volveré a hacerlo. Agradezco la oportunidad de estar ahí para ellos, y la lección que me dio la vida: disfrutar de las cosas sencillas.            

Nina Palmer, California

Hacer unos 15 años contactamos a una pareja de ancianos para adquirir el comedor que habían anunciado en venta. Al recogerlo, fue evidente que a la señora le estaba costando trabajo despedirse de él, pese a que llevaba mucho sin usarlo.

El Día de Acción de Gracias decoré la mesa, le tomé una foto y se la envié con una nota en la que nos mostrábamos agradecidos por el hermoso comedor. Luego de leer mi mensaje, contestó: “Al parecer no me equivoqué. Me reconforta saber que lo dejé en buenas manos. De todo corazón, muchas gracias”.

Diane Ensch, Texas

Como parte de mi voluntariado, grabé audiolibros para los ciegos. Recibí una nota de agradecimiento en braille por ello. Por suerte, quien la envió tuvo la cortesía de incluir una tabla a fin de ayudarme a descifrarla. Me llevó 90 minutos hacerlo. Recordé lo afortunado que soy y lo mucho que aún puedo dar.

Yen Chou, Taiwán

Un compañero laboral me envió este enternecedor correo electrónico tras mi despido: “Gracias por darme aquella oportunidad. Sin ella jamás habría podido renunciar a la ayuda del gobierno ni pagar mi auto. Fue una bendición tanto para mi hijo como para mí. Has sido un mentor y amigo sensacional, Mike. ¡El mejor! He aprendido tanto… Y no solo sobre control de plagas: a defender mis puntos de vista, a no quebrarme cuando las cosas salen mal, a ser paciente conmigo y con los demás. ¡Gracias por tu increíble fortaleza para no desesperar con mis miles de preguntas y errores! Ahora soy mucho más seguro de mí mismo. ¡Gracias! ¡Gracias!”.

Me conmovió mucho darme cuenta del impacto que había tenido en la vida de alguien solo por mi forma de ser, por hacer mi trabajo.    

Michael Shearing, Washington

Llevaba 30 años trabajando como cartero: era hora de jubilarme. Decidí poner una nota en el buzón de cada uno de mis 436 clientes dándole las gracias por la oportunidad de trabajar con ellos tanto tiempo.

Jamás esperé recibir tan bella sorpresa en mi última jornada: fueron muchos quienes dejaron globos y notas de agradecimiento en sus buzones. Espero haber repartido la correspondencia correctamente ese día. Llevaba los ojos llenos de lágrimas de gratitud.

Kay Scott, Ohio

Sin duda fui la consentida de mi abuela, y ella también era mi favorita. Falleció en septiembre de 2016, a los 100 ½ años; siempre dijo que, al llegar a su edad, uno se ganaba el derecho a incluir esos seis meses en la cuenta. Me quedé atónita al ver en mi buzón una carta que la adorada abuela había dejado por ahí, lista para que mi tía me la enviara cuando ella pasara a mejor vida.

Decía así: “Melis: gracias por todas las cosas lindas que hiciste por mí. Recuerda, este año vas a encontrar al hombre indicado. Relájate y ten cuidado. No lo arruines. Presta atención. Velaré por ti. Te quiere, la abuela”.

Melissa Wegman, Ohio

Estaba en mi papel de mamá, con mil pendientes en la calle, cuando un auto que no notó el semáforo en rojo le pegó al mío por detrás. El conductor y su esposa estaban tan preocupados por la cobertura de su seguro que prometí avisarles cuando mi coche quedara listo.

Pasado un tiempo, escribí una nota para agradecerles e informarles que todo había salido bien. En respuesta, recibí el mensaje más lindo: “Eres un imán de gente buena”.

Norma Adams, Iowa

Desde muy niña mis padres intentaron inculcarme la costumbre de enviar notas de agradecimiento. En cumpleaños y Navidades, yo solía voltear los ojos en un gesto de exasperación y redactar los mensajes a regañadientes. Tuvo que fallecer mi abuela para que me diera cuenta de la importancia de estas cartas.

Un día, tras su muerte, mi madre y yo limpiábamos la casa donde había vivido cuando abrí uno de los cajones de la mesita de noche y vi una hermosa caja de madera. Cuál sería mi sorpresa al darme cuenta de que mi abuela había conservado cada una de aquellas misivas.

Esa experiencia me marcó para siempre, por lo que les transmití a mis hijos el valor de las notas de agradecimiento. Aunque ya son adultos, todavía las envían.

Terri Jo Ortega, California

Compré un regalo para el bebé de una amiga que tiene más o menos la edad de mi hija. En respuesta, recibí la siguiente nota: “Eres una de las pocas mujeres que mi mente asocia a la maternidad.

Siempre envidié a tus hijos. Te encantaba doblar su ropa y nunca perdías la oportunidad de consentirlos con galletas de chocolate o algún otro delicioso bocadillo. Al hablar de ellos, adoptabas un brillo muy particular. Gracias por siempre abrirme las puertas de tu casa y por tu cálido abrazo. Dejaste una profunda huella en mí y en la esperanza que tengo ahora con mi hija”.

Mis tres hijos saben que los adoro. Sin embargo, cuando alguien que no es de tu familia reconoce ese amor, lo hace mucho más tangible y significativo.

Denise Lapp, California

Recibí una carta de un antiguo alumno. Me jubilé de la primaria Margate y me mudé; sin embargo, él se las arregló y halló mi dirección. Me dio las gracias por haberle inculcado el hábito de leer a todas horas: gracias a su destreza para descifrar manuales, la Marina le había ofrecido un puesto como especialista en reparación de helicópteros.

Me contó que lo habían ascendido a cabo y que estaba a punto de partir a una misión. Como soy voluntaria de la organización Operation Shoebox, hice las gestiones necesarias para enviar bolsas con provisiones a su unidad. Me mandó una nota de agradecimiento y una foto de sus compañeros con el helicóptero al fondo. Me dijo que a algunos se les habían salido las lágrimas porque jamás reciben mensajes ni siquiera de su familia.

Alva Alexander, Florida

Una mujer me envío un mensaje por Facebook para agradecerme por haberle escrito una nota cuando cursaba sexto grado. En esta, le pedí que sonriera porque era hermosa y todo se arreglaría. Me dijo que había estado pensando en suicidarse: ese día yo le salvé la vida.

Hoy tiene una hermosa familia y dos niños. Seamos amables con los demás.

K. K., vía rd.com

Juan Carlos Ramirez

Entradas recientes

El síndrome overfilled: ¿la nueva epidemia de la belleza?

¿Sabías que el exceso de tratamientos estéticos puede llevar al síndrome overfilled, transformando un rostro…

5 horas hace

Razones por las que deberías incluir la sopa de miso en tu dieta

El miso no es sólo delicioso; también es un aliado poderoso para tu bienestar.

6 horas hace

¿Mal aliento en tu perro? Descubre las causas y cómo solucionarlo

Aprende sobre las posibles causas y las mejores soluciones para mantener su boca sana y…

7 horas hace

Así es la vida: ¡Ay no! Volví a comerme los ingredientes primero

Llevo cuatro meses saliendo con un chico y hoy me preguntó por qué no tengo…

8 horas hace

Descubre los 4 alimentos que limpian tu intestino de forma natural

¿Sabías que ciertos alimentos pueden limpiar el intestino? Te mostramos 4 opciones efectivas que mejorarán…

9 horas hace

Algas marinas: un snack sabroso y nutritivo

¿Sabías que las algas son una fuente sorprendente de nutrientes esenciales? Sumérgete en su mundo…

1 día hace

Esta web usa cookies.