Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford ha revelado que la creatina, un suplemento popular entre atletas, podría tener un papel crucial en el tratamiento de la depresión cuando se combina con terapia cognitivo-conductual (TCC). Este hallazgo sugiere que, además de sus beneficios en el rendimiento físico, la creatina puede ofrecer esperanzas renovadas para quienes luchan contra trastornos depresivos.
La creatina y su impacto en la salud mental
Investigaciones recientes han comenzado a explorar las aplicaciones de la creatina en la salud mental. Aunque ya se sabía que este compuesto puede potenciar los efectos de los antidepresivos, su eficacia en combinación con TCC no había sido completamente evaluada. El estudio, liderado por Riccardo De Giorgi, involucró a 100 personas con depresión de leve a severa, todas ellas sin antidepresivos en las últimas ocho semanas.
Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno recibió creatina junto con sesiones de TCC, mientras que el otro recibió un placebo. Al final del estudio, aquellos que tomaron creatina mostraron una reducción significativa en sus síntomas depresivos. Pasando de un puntaje promedio de 17,7 a 5,8, en comparación con el grupo de control que solo logró una reducción a 11,9. Este efecto fue tan notable que los pacientes pudieron percibir una mejora en su bienestar general.
¿Cómo funciona la creatina?
Aunque el mecanismo exacto detrás de estos resultados aún no se comprende completamente. Se cree que la creatina mejora el suministro de energía en las regiones del cerebro relacionadas con la regulación emocional. Como señala Brent Kious, de la Universidad de Utah, “básicamente, podría estar construyendo una mejor batería para el cerebro”.
Un futuro prometedor
A pesar de estos hallazgos alentadores, los investigadores subrayan la necesidad de estudios más amplios antes de considerar la creatina como un tratamiento estándar para la depresión. Factores como la dieta y el estilo de vida pueden influir en la efectividad de la suplementación, y aún queda por evaluar su impacto a largo plazo.
El potencial de la creatina como complemento en el tratamiento de la depresión abre nuevas líneas de investigación en psiquiatría. Si futuros estudios confirman estos resultados, la creatina podría convertirse en una herramienta accesible y de bajo riesgo para mejorar el bienestar de quienes padecen depresión.