La depresión postparto: una realidad que no debe silenciarse

La llegada de un bebé suele presentarse como uno de los momentos más felices en la vida de una mujer. Sin embargo, para muchas madres, este periodo también puede venir acompañado de emociones difíciles: una tristeza profunda, ansiedad, culpa, sensación de desconexión, entre otras. Sentimientos que muchas veces parecen “contradecir” la alegría esperada y que, por ello, suelen ser silenciados.

La depresión postparto es una condición emocional y psicológica que afecta a cerca de 2 de cada 10 mujeres después del nacimiento de su hijo. A pesar de su prevalencia, sigue siendo invisibilizada por la sociedad. No tiene una única causa: es el resultado de una compleja interacción entre factores hormonales, emocionales, psicológicos y sociales.

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Tras el parto, los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen drásticamente. A esto se suma el agotamiento físico, el dolor, la falta de sueño, las expectativas irreales sobre la maternidad y, muchas veces, la ausencia de apoyo. Todo ello puede desencadenar una crisis emocional profunda.

Además, el “peso” de las expectativas sociales, familiares o personales de sentirse plena y feliz tras el nacimiento, lleva a muchas mujeres a reprimir lo que sienten por miedo al juicio o al rechazo.


El papel clave del acompañamiento

Uno de los factores más importantes para el bienestar emocional de una madre es contar con una red sólida de apoyo. La presencia activa de la pareja, familia o amistades puede marcar la diferencia entre sentirse sola o acompañada en uno de los momentos más vulnerables de su vida.

Validar y acompañar emocionalmente es tan importante como ayudar en lo práctico. Acciones sencillas como brindar contención, colaborar en el hogar, ofrecer tiempo para descansar o simplemente escuchar sin juzgar, pueden tener un impacto profundo.

Frases como “deberías estar feliz” o “todas pasan por eso, no exageres” no ayudan: invalidan su experiencia y refuerzan el aislamiento. “Muchas mujeres no solo no tienen apoyo emocional, sino tampoco ayuda práctica y deben hacerse cargo del recién nacido, del hogar y, en ocasiones, de otros hijos”, explica Tania Trueba, psicóloga perinatal de Plenna.


Buscar ayuda profesional es parte del autocuidado

La depresión postparto no desaparece por sí sola. Al ser una condición clínica, debe ser diagnosticada y tratada por profesionales de la salud mental con enfoque perinatal. La detección y atención temprana mejora significativamente el bienestar de la madre, el vínculo con su bebé y la dinámica familiar.

Concientizar sobre la depresión postparto es una tarea urgente. Es necesario derribar mitos, dejar de romantizar la maternidad y crear espacios seguros donde las mujeres puedan expresarse sin culpa ni miedo, en cualquier etapa.

Cuidar la salud mental materna es cuidar también a las infancias. Escuchar, acompañar y actuar a tiempo puede salvar vidas.


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