La historia de los billetes de lotería es sorprendente, iniciando por la cantidad de sentimientos que puede despertar en aquellos que se deciden a comprarlos y probar su suerte.
Van desde la ilusión, sueño y esperanza, al temor o ansiedad, desde el momento de adquirirlos hasta cuando por fin revisan la lista de los números ganadores.
Estos billetes tienen mucha historia en nuestro México, pues la Lotería Nacional figura como una de las instituciones más antiguas del país, teniendo sus orígenes en la época de la colonia cuando por decreto del rey se instauró la Real Lotería de la Nueva España en 1769. Desde entonces ha ido de la mano con el desarrollo de la nación, sobreviviendo a crisis, revoluciones, constantes cambios (de nombres y de sedes) y hasta desprestigio.
¿Quién no ha querido “¡Pegarle al gordo!” cuando escuchamos la cantidad que se pone en juego en cada sorteo? Pues bien, para participar es necesario comprar los famosos “cachitos” o series. Pero, ¿sabes qué son y cómo han cambiado?
Una serie de billetes se refiere al número que participa en los sorteos y se fracciona en 20 partes iguales, cada una de estas partes se conoce como cachito, al que también se le llama fracción o vigésimo.
Es decir, si al consultar las listas oficiales de premios tu número resultara ganador, el premio de cada cachito corresponde a dividir el premio señalado entre veinte partes.
Los billetes de lotería que se han emitido hasta la fecha han sido con la finalidad de recaudar fondos para ser destinados a diversas causas a favor del desarrollo del país; sin embargo, físicamente han experimentado una serie de cambios que dan cuenta de la historia del propio país.
La Real Lotería de la Nueva España en 1769, establecía que los billetes debían estar hechos en un papel de arroz, tener impreso un sello en marca de agua y contar con las firmas tanto del contador como del Director General.
El diseño de los primeros billetes eran semejantes al papel moneda y los documentos grabados.
Posteriormente, la Lotería Nacional se fusionó con la entonces Academia de San Carlos en 1843, por lo que este colegio se encargó de hacer los diseños de los billetes y aludían principalmente a situaciones o personajes emblemáticos de la época.
Así que prácticamente, los famosos cachitos se imprimen con imágenes conmemorativas desde sus inicios.
Aunque el diseño y las técnicas han cambiado, esta idea de plasmar imágenes que hagan reconocimiento a instituciones, obras y personajes de la vida nacional destacadas por su contribución al desarrollo del país permanece como tradición.
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