Los cuentos de hadas son esas historias fantásticas que me contaba mi mamá antes de dormir, en las que las princesas siempre eran rescatadas por su príncipe y al final bailaban el vals con un vestido rosa pastel.
Recuerdo que siempre quise ser la sirenita, porque ella salvaba primero al príncipe (y porque debe ser muy divertido peinarse con un tenedor). Pero la realidad es que los niños si crecen, las sirenas no existen y las princesas se divorcian.
Guillermo del Toro es uno de esos niños que creció, pero nunca perdió de vista esta inspiración, que busca en la realidad un espejo de fantasía.
En los escenarios más devastadores, la guerra civil, el apocalípsis, la guerra fría, siempre hay un corazón tan grande que logra escapar de lo establecido y llega a tener un final feliz, cualquiera que este sea para el personaje.
La Forma del Agua llega el 12 de enero a nuestro país para contarnos una maravillosa historia de amor de dos seres que no podían venir de lugares más inusuales y dispares. Una conserje muda que toda la vida se ha sentido incompleta y un monstruo, esta vez con forma de anfibio retenido en cautiverio para investigaciones de un laboratorio secreto.
Este director mexicano nos enseña, una vez más, que la felicidad no se trata de encontrar el final feliz que nos enseñaron de niños. El príncipe azul y el castillo al final de la colina se han transformado en una realidad diferente cuya premisa es buscar la manera de hacernos sentir a nosotros mismos seres completos, encontrar la felicidad adentro de uno mismo y reconocer a quien que nos ame tal y como somos.
Esta película llega a nuestro país después de ser galardonada con el León de Oro de Venecia y el Globo de Oro 2017, ambos en la categoría de Mejor Director, venciendo a Christopher Nolan con Dunkerque y al favorito de la noche Steven Spielberg por The post.
¿Cuál es tu monstruo favorito de Guillermo del Toro?
