¿Por qué deberíamos hablar de la menstruación? Porque en lo que lees esta nota, 800 millones de personas alrededor del mundo tienen simultáneamente su período. Y no es solo por la cantidad de personas que la viven, sino porque la menstruación sigue siendo un tema rodeado de mitos, tabúes y vergüenza.
Además, aunque una persona menstruante pasa, por lo general, 3 mil días de su vida sangrando, actualmente millones no tienen acceso a productos básicos de higiene menstrual, lo que les afecta en todos los ámbitos.
La pobreza menstrual es uno de los primeros obstáculos que atraviesan las personas menstruantes en México.
La pobreza menstrual tiene que ver con la falta de acceso a productos de higiene menstrual, educación, instalaciones higiénicas, gestión de residuos o una combinación de estos factores. Se estima que afecta a unos 500 millones de personas en el orbe.
La menstruación es un componente clave en la vida de millones, por tanto, una realidad insoslayable. Cada persona menstruante usará unas 30 unidades al mes (toallas desechables, tampones o pantiprotectores).
Y no solo está el acceso a productos de higiene íntima, sino la contaminación y los costos, inasequibles para infinidad de personas. “La menstruación es un lujo, hay que gastar y no debería ser así, pues es algo fisiológico que vamos a vivir mínimo 30 años” resalta Andrea Rodríguez López, cofundadora de la asociación civil Organización para Chicas (OPC).
Rodríguez comentó cómo se alarmó cuando, debido a la pandemia, en San Luis Potosí se restringían las salidas al súper solo a productos de la canasta básica… ¡y los insumos menstruales no están en esa categoría!
El gasto promedio a lo largo de la vida en toallas sanitarias, si se considera que el precio es de $2 a $3 por cada una, es de unos 26 mil pesos. O 30 mil en tampones si se considera que el valor promedio por unidad es de 4 pesos.
Ante tal situación los gobiernos del mundo hacen poco, pero México puso el ejemplo y el 1 de enero de este año entró en vigor la Tasa Cero a productos de gestión menstrual.
Se incluyó la Tasa Cero para brindar mayores condiciones de igualdad de género especialmente para personas menstruantes en situación de pobreza cuya salud y educación están en riesgo.
México, con 64 millones de mujeres (66.65 por ciento tiene entre 10 y 54 años), es de los primeros países de América Latina en implementar una política tributaria respecto a los productos de higiene menstrual.
Con esta política se espera una disminución paulatina en precios de toallas sanitarias, tampones y copas menstruales. Kenia en el 2011 y Canadá en el 2015 son ejemplos de otras naciones que han dejado de aplicar el equivalente del IVA a los productos de higiene femenina.
En las cárceles infinidad de mujeres no cuentan con insumos menstruales. No tienen una menstruación digna.
En India, la menstruación es mal vista. Esta condición natural a menudo es el motivo que se esgrime para mantener a las niñas y mujeres lejos de la cocina, así como excluirlas de actividades sociales y religiosas. No tienen una menstruación digna.
A nivel mundial, 2,300 millones de personas carecen de servicios sanitarios básicos.
En los países menos desarrollados, solo el 27 por ciento de la población dispone en casa de una instalación para lavarse las manos con agua y jabón, lo que entraña extraordinarios inconvenientes y dificultades para la gestión del periodo. No tienen una menstruación digna.
“Tengo alumnas que tienen que tomar dos camiones para ir a la universidad, gastan 40 pesos en el trayecto diario y me han dicho que tienen que elegir entre ir a la escuela o comprarse una compresa” revela Andrea Rodríguez López.
El hecho de no poder pagar productos como tampones, toallas higiénicas o protectores para controlar el sangrado menstrual refuerza las desigualdades de género.
La falta de acceso a los productos sanitarios es una barrera que impide que millones de personas menstruantes alcancen su potencial social y económico. El 42 por ciento de las adolescentes y niñas reporta haber faltado a la escuela durante su periodo, según cifras de la ONU. No tienen una menstruación digna.
La mayoría de las mujeres con discapacidad y personas menstruantes discapacitadas tienen regla y enfrentan barreras para manejar adecuadamente sus periodos. No tienen una menstruación digna.
Sofi es una chica con discapacidad motriz. Cuando su madre hablaba de sus problemas con la menstruación, en los hospitales le decían que lo resolviera con un pañal. Debido a que todo el tiempo está en silla de ruedas, las toallas sanitarias le causaban irritación e infecciones vaginales.
Pero ahora Sofi, tras un taller de empoderamiento de OPC, usa la copa menstrual, la cual puede ser utilizada hasta 12 horas, a diferencia de una compresa, que debería cambiarse cada cuatro horas máximo, lo que se le complicaría por sus problemas de movilidad.
No conocer un insumo menstrual también se considera pobreza menstrual. “Que no te enseñen cómo empoderar tu cuerpo es pobreza menstrual” comenta Andrea Rodríguez López.
Solo el 5 por ciento de los padres y madres habla con sus hijas adolescentes sobre la menstruación, según cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas, mientras que solo 16 por ciento de las niñas y mujeres adolescentes cuenta con conocimientos precisos sobre el tema.
Cada mes menstrúan más de 2,000 millones de personas en el mundo, así que debe erradicarse el silencio y el estigma y colocar el cuidado íntimo entre las prioridades de la agenda de política pública.
“No es feminismo, no es algo que se nos ocurrió de repente, es que es nuestra salud” agrega Rodríguez López durante el conversatorio organizado por Diva Cup, un sistema reutilizable y ecológico de retención de la menstruación durante el periodo, el primero en ser aprobado en México por la Cofepris.
Como es absurdo que una función corporal natural como la menstruación sea un obstáculo para el derecho a una vida mejor, OPC se ha dado a la tarea de enseñarles a las mujeres que están privadas de su libertad cómo hacer toallas reusables, las cuales duran hasta siete años.
Este paso es vital, pues existen personas que para controlar su flujo menstrual recurren a la reutilización de productos viejos, periódicos, papel higiénico, calcetines, trapos, hojas, barro y otros materiales que amenazan la salud y hasta la vida, destaca la ONG México Social.
Además de los talleres para realizar compresas reutilizables, Organización para Chicas empuja cambios legales en las cámaras estatales, ofrece talleres de educación menstrual y trabajan en la creación del primer Banco de Insumos Menstruales en México.
Las copas menstruales (nuevas) son algunos de los insumos que pueden ser donados para ayudar a erradicar la pobreza menstrual.
Estos aditamentos, que duran hasta una década, pueden ahorrarle a la usuaria hasta 36 mil pesos a lo largo de su vida menstrual, explica María Luisa Zurita, gerente de Mercadotecnia de Mino Labs.
Además, al reemplazar a las compresas y los tampones, se dejan de generar 52 toneladas de basura al año por persona. Por ello, la copa menstrual es considerada una solución integral para la salud que un producto.
¡La menstruación es natural, así que debemos normalizarla! En alguna etapa de su vida, infinidad de personas menstruantes han sacrificado días en la escuela, el trabajo y su vida social porque no pueden permitirse el lujo de vivir sus periodos de manera segura y digna, lo que les ocasiona una afectación desproporcionada a sus oportunidades de vida.
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